Never Give Up. [Cap.3.]

Escritor : Unknown | Hora : 2:09 | Categorías :
Autor del fic : Daniel. 
Twitter: @LeonheartTribal.
Nombre del fic o historia : Never Give up. 
Tema: Hetero, serie, B.A.P, +18. 
 


-Capítulo 3.-

Lo siguió de cerca, una vez hubo cruzado la puerta de aquel local, donde reinaban el humo, el cuero y el alcohol. De fondo, una melodía que no reconoció bañaba toda la sala, pero nadie parecía prestarle atención a aquella canción. Ni a ninguna de las que sucedieron luego.
Justo a la izquierda, la barra del local. Los que se encontraban sentados frente a ella bebían en completo silencio. Intercambiaban un par de palabras con el camarero para que les volviera a llenar sus vasos cubiertos de polvo, y continuaban bebiendo. Todas aquellas miradas parecían ausentes.

A la derecha, mesas circulares de madera donde se reunían cinco o seis personas. Todos con el mismo tipo de vestimenta, jugaban al póker sin pronunciar, apenas, ninguna palabra. Repartían las cartas, apostaban, las mostraban, pasaban el dinero a manos del ganador... y volvían a empezar, como una espiral viciosa.
Al fondo del local, un pequeño reservado tras una cortina roja. Allí es donde parecía dirigirse Yong Guk, sin mirar nada más. Zelo andaba prácticamente pegado a él, intentando aparentar una seguridad que no tenía.
Se sentía completamente fuera de lugar.
Un camarero salió corriendo desde la barra hacia la zona de mesas, delante de ellos. Yong Guk siguió avanzando, pese a que tuvo tiempo de sobra de detenerse y permitirle el paso. El camarero chocó contra él, derramando la bebida por el suelo. La bandeja voló a un lado, pasando junto a Guk y terminando ante los pies de Zelo, quien se apresuró a agacharse para devolvérsela. Alargó la mano para devolverle la bandeja... pero este no respondió a la llamada del joven rubio.
El camarero contemplaba a Guk. Su rostro parecía pálido, mortalmente pálido. Las manos caídas a los lados y el labio inferior temblando ligeramente sorprendieron a Zelo. Con aquella expresión funesta, el camarero se hizo a un lado, casi a cámara lenta. No aceptó la bandeja que Zelo le ofrecía, por lo que este decidió dejarla en la mesa más próxima y seguir a Guk, quien había continuado su camino hasta el reservado, sin pronunciar una sola palabra.

Pasaron al otro lado de la cortina del reservado.
Frente a ellos, un largo sillón rojo, con una pequeña mesa justo delante, estaba ocupado por dos personas. Ambas discutían acaloradamente, por lo que no se dieron cuenta, al principio, de los dos recién llegados. Zelo se quedó tras Guk, desde una posición que le permitía ver a aquellos dos hombres. Ambos eran coreanos, de rasgos bastante marcados.
El de la derecha tenía una larga cicatriz que le recorría la cara, desde la frente hasta la barbilla. Vestía ropa de calle, nada destacable, salvo el sello que llevaba en la mano derecha. Un enorme sello de oro. Estaba totalmente rapado.
El otro vestía algo más ostentosamente, con un elegante traje blanco y unos zapatos que parecían valer más que toda la casa de la madre de Zelo. Corte militar en el cabello y un tatuaje en los nudillos que no supo identificar.
Guk carraspeó ligeramente, avanzando hacia la mesa.

- Así que... ¿esa es la bienvenida que me dais? - Preguntó. Los otros dos se giraron hacia él, con expresiones ambiguas en el rostro. El rapado parecía tenso de repente, pero el otro se levantó y, rodeando la mesa, se aproximó a Guk.
- ¡Bang Yong Guk! - Le estrechó la mano y, un segundo más tarde, le abrazaba como si fueran amigos reencontrándose tras un largo tiempo. Más tarde, Guk le explicaría a Zelo que no eran ''amigos'' exactamente. - Dichosos los ojos. Por fin has llegado - Miró el reloj que colgaba en la pared, tras el sillón. - Tarde, por supuesto.
- No es mi culpa. - Se encogió de hombros, restándole importancia. - Ha sido el inútil camarero que tenéis ahí trabajando.
- ¿Así que fue él quien provocó el estropicio de hace un instante? - Un segundo después, el calvo se levantaba y atravesaba la cortina. - Espero que no te haya dicho nada.
- No, no lo ha hecho. - Tomó asiento, mientras el hombre del traje hacía lo propio. Zelo no sabía qué hacer. Guk le indicó, con un gesto, que tomase asiento junto a él.
- Está bien... - Suspiró. Cruzó los dedos de las manos y le dedicó una mirada a Guk. - Hoy quiero que descanses, ¿vale? Acabas de llegar del avión y debes reposar. Pero mañana tendremos una larga conversación, tú y yo, ¿está claro? - Le tendió un papel sobre la mesa, que Guk recogió y se guardó en el bolsillo interior del abrigo. - Recibirás una llamada de ese número. ¿Tú móvil está limpio?
- Lo estará para mañana.
- Está bien. Vete.

Le indicó la cortina con un gesto del mentón. Guk, asintiendo, se levantó, y salió del reservado. Zelo le seguía, incapaz de decir nada.
¿Qué había sido todo aquello? ¿Quién era esa gente tan... turbia?
Mientras cruzaban la estancia, Zelo reparó en la falta del camarero. Sin embargo, todo seguía moviéndose con normalidad. Nadie decía nada, ni nadie parecía haberse movido del sitio durante el breve rato que estuvieron ahí dentro. Era todo tan extraño.
Salieron al exterior. Hacía más frío que cuando entraron, pero también se notaba la falta de gente. Por algún inexplicable motivo, se habían dispersado.
A un lado de la entrada, Zelo se fijó en un montón de ropa. ¿Parecía la ropa que el camarero llevaba? No estaba seguro. Algo le turbaba, pero no sabía el qué.

- Guk... - Él aludido se detuvo, girándose y mirando al joven rubio.
- ¿Quién era ese hombre? ¿Y que hacíamos ahí dentro? - Guk respiró profundamente. - Además, ¿no íbamos a tomar algo?
- Mejor tómalo en el hotel. Y, ese hombre... es un amigo que hice la primera vez que vine aquí. Nos conseguirá trabajo a los dos durante todo el tiempo que dure nuestra estancia, así que trátalo con respeto, como hago yo.
- Ni siquiera me ha mirado, o eso parece...
- No dejó de mirarte en todo el rato. No te preocupes. Tú actúa como yo, y le caerás bien. - Se encogió de hombros, encaminándose al hotel. - No es que pueda llamársele un buen tipo... pero, por el momento, es de fiar.

Ninguno de los dos volvió a pronunciar palabra.
Guk parecía sumido en sus propios pensamientos, y Zelo... estaba confuso.
¿Quién era esa gente? ¿Por qué el coreano rapado había salido del reservado y por qué parecía tenerle miedo a su amigo Guk? Y, lo que era más importante, ¿qué hacía la ropa del camarero tirada por fuera del establecimiento? ¿Dónde se encontraba él?
Decididamente, no le había gustado la visita a aquel lugar, y deseaba no tener que volver a pisarlo. Esperaba no volver a hacerlo.
No imaginaba cuánto se equivocaba.

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1 Opiniones~:

Tulis Opiniones~
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A.J Wolfcat
Admin
23 de mayo de 2013, 17:01

Me encantaaaaaaaaaaaaaaaaaaa ^^ OMG, IS KOREAN MAFIA TIME (?????)

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