Autor del fic : Daniel.
Twitter: @LeonheartTribal.
Nombre del fic o historia : Never Give up.
Tema: Hetero, serie, B.A.P, +18.
-Capítulo 2.-
Las manos le temblaban.
Desabotonaba su camisa con cuidado, con mucha lentitud, sin pronunciar palabra. Yong Guk le observaba, apoyado en la puerta de la habitación. Sin embargo, pretendía no ver su mirada inquisidora, sus ojos inteligentes que le preguntaban miles de cosas en silencio. Pese a ser su mejor amigo, aún no estaba preparado para hablar de lo que le corroía por dentro. Aunque, seguramente, su amigo lo sabría. Le conocía mejor que él mismo.
Yong Guk atravesó la estancia, saliendo al balcón. Aspiró el aroma de la gran ciudad, sonriendo. Se sintió pleno, lleno, seguro de si mismo. Aquella ciudad bullía vida, y él quería experimentarla en su plenitud. El suave y trémulo sonido del tráfico le relajaba, igual que el aroma del viento que acariciaba su rostro, obligándole a soltar ligeros suspiros de comodidad cada ciertos minutos. Tras él, Zelo se cubrió el torso con una sudadera negra.
Yong Guk se volvió, apoyando los codos en la barandilla del balcón.
- ¿Más cómodo? - Inquirió el mayor de los dos, recibiendo un mudo asentimiento por parte del más pequeño. - Sé que lo estás pasando mal... así que tómate tu tiempo para acostumbrarte a la sensación. Imagino que ese viaje en avión no te resultó fácil, ¿verdad? - Zelo rió suavemente. Yong Guk sonrió, contento de haber recibido una alegre respuesta por parte de su amigo. - No pasa nada. Vamos a tomar algo... y así te vas acostumbrando al aire, a la gente y al ruido de Nueva York.
Dejaron sus pertenencias, salvo un poco del dinero que tenían y sus tarjetas de identificación, y salieron de la habitación.
El pasillo del hotel era apenas infinito, ante los ojos de Zelo, y el silencio le inquietaba. Yong Guk, en su posición como protector, también se veía algo turbado por el silencio. Ninguno de los dos hizo ningún comentario, ni dieron muestras de debilidad alguna.
Bajaron por el ascensor, atravesaron el vestíbulo y alcanzaron la calle. Una bocanada de aire frío les recibió con alegría. Se abrigaron lo mejor que pudieron, tras lo cual se dirigieron calle abajo.
Zelo, confuso ante la marabunta de personas diferentes que caminaban en dirección contraria a la de ellos, intentaba mantenerse cerca de Yong Guk, quien caminaba con la seguridad propia de alguien que solía frecuentar sitios similares. Con la cabeza alta, el mayor del dúo no necesitaba apartarse para evitar golpear a nadie. Zelo no sabía cómo, pero nadie chocó con Yong Guk, aunque él no hizo, en ningún momento, movimiento alguno para apartarse de la marea de gente. Simplemente, daba la impresión de que los transeúntes le evitaban.
El pequeño se mantenía tras su protector, de tal manera que el resto de personas que transitaban aquella calle no le afectaba. Entre tanto, se dedicó a pensar en el transcurso de su emancipación hasta que llegaron a la habitación del hotel.
No fueron pocos los problemas que tuvieron que solucionar antes de poder acceder al avión: problemas con el peso de las maletas, retrasos con el amigo de Yong Guk que debía guardar las cajas de Zelo y enviárselas más adelante (quien también debía cuidar del coche del mismo Yong Guk), retraso del vuelo durante dos horas... Toda aquella amalgama de errores no hicieron sino poner nervioso a un joven que perdía la virginidad en lo referente a los viajes en avión. Mierda de problemas.
- Zelo, estás como ido. - Comentó Yong Guk, girando ligeramente el rostro y dedicándole un vistazo.
- Estaba dándole vueltas a todo esto. De momento, me está superando. - Indicó la gente que los rodeaba, todos siguiendo una dirección, como ovejas siguiendo a un pastor inexistente.
- Cuesta acostumbrarse... Cuando yo llegué aquí por primera vez, estuve los primeros dos días sin salir del hotel. Nueva York es una ciudad impresionante... si sabes cómo moverte por ella. - Tenía las manos metidas en los bolsillos de su largo abrigo negro. - No te preocupes. Tú eres más espabilado que yo, así que tardarás menos en amarla y apreciarla que yo mismo.
Dudaba de las palabras de su amigo, pero su voz sonaba tan convincente que no le contradijo. Deseaba amar aquella ciudad, y deseaba que todo les fuese bien. Iban a ser unos meses duros... pero los afrontaría con un par de cojones.
Yong Guk le hizo un gesto y, juntos, cruzaron la carretera, dirigiéndose hacia un bar ligeramente apartado de la avenida principal.
Había un grupo de gente en la puerta, vestidos todos con chaquetas de cuero y botas altas de piel. Cerca de ellos, relucientes motocicletas llamaron la atención de Zelo.
Moteros.
Yong Guk atravesó la puerta de entrada. En el lapso de tiempo en el que la puerta permaneció abierta, salió una bocanada de un humo tan denso que le hizo toser varias veces.
Segundos más tardes, atravesaba la puerta en pos de su amigo.
Ignoraba que aquellos tres meses que pasara en Nueva York iban a ser los más intensos de toda su vida.
Twitter: @LeonheartTribal.
Nombre del fic o historia : Never Give up.
Tema: Hetero, serie, B.A.P, +18.
-Capítulo 2.-
Las manos le temblaban.
Desabotonaba su camisa con cuidado, con mucha lentitud, sin pronunciar palabra. Yong Guk le observaba, apoyado en la puerta de la habitación. Sin embargo, pretendía no ver su mirada inquisidora, sus ojos inteligentes que le preguntaban miles de cosas en silencio. Pese a ser su mejor amigo, aún no estaba preparado para hablar de lo que le corroía por dentro. Aunque, seguramente, su amigo lo sabría. Le conocía mejor que él mismo.
Yong Guk atravesó la estancia, saliendo al balcón. Aspiró el aroma de la gran ciudad, sonriendo. Se sintió pleno, lleno, seguro de si mismo. Aquella ciudad bullía vida, y él quería experimentarla en su plenitud. El suave y trémulo sonido del tráfico le relajaba, igual que el aroma del viento que acariciaba su rostro, obligándole a soltar ligeros suspiros de comodidad cada ciertos minutos. Tras él, Zelo se cubrió el torso con una sudadera negra.
Yong Guk se volvió, apoyando los codos en la barandilla del balcón.
- ¿Más cómodo? - Inquirió el mayor de los dos, recibiendo un mudo asentimiento por parte del más pequeño. - Sé que lo estás pasando mal... así que tómate tu tiempo para acostumbrarte a la sensación. Imagino que ese viaje en avión no te resultó fácil, ¿verdad? - Zelo rió suavemente. Yong Guk sonrió, contento de haber recibido una alegre respuesta por parte de su amigo. - No pasa nada. Vamos a tomar algo... y así te vas acostumbrando al aire, a la gente y al ruido de Nueva York.
Dejaron sus pertenencias, salvo un poco del dinero que tenían y sus tarjetas de identificación, y salieron de la habitación.
El pasillo del hotel era apenas infinito, ante los ojos de Zelo, y el silencio le inquietaba. Yong Guk, en su posición como protector, también se veía algo turbado por el silencio. Ninguno de los dos hizo ningún comentario, ni dieron muestras de debilidad alguna.
Bajaron por el ascensor, atravesaron el vestíbulo y alcanzaron la calle. Una bocanada de aire frío les recibió con alegría. Se abrigaron lo mejor que pudieron, tras lo cual se dirigieron calle abajo.
Zelo, confuso ante la marabunta de personas diferentes que caminaban en dirección contraria a la de ellos, intentaba mantenerse cerca de Yong Guk, quien caminaba con la seguridad propia de alguien que solía frecuentar sitios similares. Con la cabeza alta, el mayor del dúo no necesitaba apartarse para evitar golpear a nadie. Zelo no sabía cómo, pero nadie chocó con Yong Guk, aunque él no hizo, en ningún momento, movimiento alguno para apartarse de la marea de gente. Simplemente, daba la impresión de que los transeúntes le evitaban.
El pequeño se mantenía tras su protector, de tal manera que el resto de personas que transitaban aquella calle no le afectaba. Entre tanto, se dedicó a pensar en el transcurso de su emancipación hasta que llegaron a la habitación del hotel.
No fueron pocos los problemas que tuvieron que solucionar antes de poder acceder al avión: problemas con el peso de las maletas, retrasos con el amigo de Yong Guk que debía guardar las cajas de Zelo y enviárselas más adelante (quien también debía cuidar del coche del mismo Yong Guk), retraso del vuelo durante dos horas... Toda aquella amalgama de errores no hicieron sino poner nervioso a un joven que perdía la virginidad en lo referente a los viajes en avión. Mierda de problemas.
- Zelo, estás como ido. - Comentó Yong Guk, girando ligeramente el rostro y dedicándole un vistazo.
- Estaba dándole vueltas a todo esto. De momento, me está superando. - Indicó la gente que los rodeaba, todos siguiendo una dirección, como ovejas siguiendo a un pastor inexistente.
- Cuesta acostumbrarse... Cuando yo llegué aquí por primera vez, estuve los primeros dos días sin salir del hotel. Nueva York es una ciudad impresionante... si sabes cómo moverte por ella. - Tenía las manos metidas en los bolsillos de su largo abrigo negro. - No te preocupes. Tú eres más espabilado que yo, así que tardarás menos en amarla y apreciarla que yo mismo.
Dudaba de las palabras de su amigo, pero su voz sonaba tan convincente que no le contradijo. Deseaba amar aquella ciudad, y deseaba que todo les fuese bien. Iban a ser unos meses duros... pero los afrontaría con un par de cojones.
Yong Guk le hizo un gesto y, juntos, cruzaron la carretera, dirigiéndose hacia un bar ligeramente apartado de la avenida principal.
Había un grupo de gente en la puerta, vestidos todos con chaquetas de cuero y botas altas de piel. Cerca de ellos, relucientes motocicletas llamaron la atención de Zelo.
Moteros.
Yong Guk atravesó la puerta de entrada. En el lapso de tiempo en el que la puerta permaneció abierta, salió una bocanada de un humo tan denso que le hizo toser varias veces.
Segundos más tardes, atravesaba la puerta en pos de su amigo.
Ignoraba que aquellos tres meses que pasara en Nueva York iban a ser los más intensos de toda su vida.
2 Opiniones~
Tulis Opiniones~esta interesante, me gusta espero el siguiente con ansias
ReplyMe acabo de poner al día con este fic y como no podía ser de otro modo, os sigo. Interesante y genial escrito. Tengo ganas de leer ya el siguiente capítulo.
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