Autor del fic : Daniel.
Twitter: @LeonheartTribal.
Nombre del fic o historia : Never Give up.
Tema: Hetero, serie, B.A.P, +18.
-Capítulo 1.-
Nota del autor: Aunque los nombres de los lugares son totalmente reales, la disposición de sus calles, así como algunos nombres de las mismas, son ficticios.
Los últimos preparativos.
Sus cosas estaban en la maleta; su armario, vacío. Cuidadosamente, había ido colocando la ropa en el interior de aquella samsonite blanca, sin apresurarse. Quería que todo saliera bien.
Sobre el escritorio ya no había nada más que una fina capa de polvo. Todas sus posesiones personales se encontraban en cajas, apiladas en un rincón de la habitación. Junto a la puerta, apoyada en el marco, una mujer adulta le miraba, conteniendo las lágrimas.
- ¿Lo tienes todo, cariño? - Inquirió ella, rodeándose sus propios brazos. Él asintió, distraídamente, cerrando la cremallera de su pequeño ''bolso'' de mano.
- Todo preparado. Incluso... - Le echó un vistazo a lo que había sido su habitación. Tan vacía como se encontraba ahora, se le hacía extraña. -... a mí me sorprende haberlo hecho tan bien.
- Eres un buen chico. Siempre has sido organizado. - Las manos de ella temblaban. Se apartó un mechón de cabello rubio de la frente y, al mismo tiempo, se secó una lágrima. - Te defenderás bien allá fuera.
- Una buena educación es lo que tiene... - Se palpó el bolsillo trasero del pantalón. El móvil y su cartera seguían allí. No podía evitarlo. Tenía miedo. - En cuanto llegue al aeropuerto, te llamaré, ¿vale?
- Claro. - Asintió. Las manos de ella se tensaron. Sus ojos, tristemente azules, parecieron brillar. El joven se acercó a ella, rodeándola con sus propios brazos. Ella, tras varios segundos, le apartó suavemente, con una sonrisa. - Tu amigo debe de haber llegado ya. No lo hagas esperar.
- ¿Quieres que baje a abrirle?
- No, tranquilo. - Sonrió, no sin esfuerzo. Sin embargo, tras el semblante de tristeza que escondía, se entreveía... ¿orgullo? - Yo iré a abrirle. Empieza a bajar cajas. No quiero que perdáis el avión.
Mientras contemplaba como su madre empezaba a bajar las escaleras, pensó en todos los momentos vividos bajo el amparo de ella. Se lo debía todo. Nunca podría agradecerle lo mucho que había invertido en él.
Abrió la ventana de su habitación y asomó la cabeza. Había un automóvil aparcado delante de la puerta, un viejo hyundai de color rojo. Dos horas encerrado en ese vehículo.
Cuando escuchó pasos que se dirigían a su habitación, cerró la ventana. Bajo la maleta al suelo, acercándola a las cajas. Justo en ese instante, uno de sus mejores amigos apareció en el umbral de la puerta.
Alto, moreno y de ojos oscuros, Bang Yong Guk le estaba mirando de un modo extraño. Parecía preocupado.
- ¿Cómo estás, Zelo? - Preguntó el recién llegado, entrando en la habitación y sentándose en la cama.
- Un poco... turbado, pero se me pasará. Estoy emocionado, también. - Sonrió, apoyándose en el escritorio. - Nervioso, obviamente. Con miedo, además... Estoy...
- ¿Confuso? - Zelo asintió. Guk asintió también. - Lo comprendo. Cuando me fui de casa, yo... me encontraba igual que tú. No te preocupes. Piensa en lo que tienes delante, no en lo que dejas atrás.
- Lo hago... Mi madre me entristece, aún así.
- Ella está orgullosa de que seas capaz de abrir las alas y volar. Además... - Se levantó, abriendo los brazos. -... me tienes a mí contigo. Ella está tranquila. Un poco triste, pero tranquila.
- Gracias por decirlo... - Al momento siguiente, recibió un abrazo de él. Sonrieron. Luego, se separaron y cogieron una caja cada uno. - En realidad, sí que es verdad que ella está más tranquila porque tú me acompañes. Inspiras miedo a los extraños.
- Ya, bueno... - Rió, mientras bajaban por las escaleras. - No es mi intención, pero nací con esta cara.
Poco a poco, fueron bajando todas las cajas que había en la habitación de Zelo, así como la maleta. Quince minutos después, no quedaba nada, salvo el escritorio, la cama y el armario.
El muchacho rubio le echó un vistazo a la habitación. Cerró los ojos. Suspiró. Dio media vuelta y cerró la puerta.
Una vez abajo, se detuvo en la escalinata de piedra que salía de su casa. Su madre, en la puerta, le miraba expectante. Incapaz de aguantar demasiado tiempo más así, le dio un largo y sentido abrazo. Ella le susurró que su casa siempre estaría abierta para él, y que la visitase cuando volviera. Él asintió, incapaz de hablar. Bajó las escaleras, hasta el coche.
Yong Guk conducía. No demasiado bien, había que admitirlo, pero permitía desplazarse.
Las cajas ya estaban dentro del coche.
El motor en marcha.
Zelo y Yong Guk en el interior. Zelo sacudió la mano en dirección a su madre, otorgándole un silencioso adiós. Ella le correspondió con el mismo gesto, una sonrisa y un mudo ánimo, que él agradeció enormemente.
Instantes después, el coche se desplazaba sobre la calzada.
El viaje comenzaba para los dos muchachos.
Twitter: @LeonheartTribal.
Nombre del fic o historia : Never Give up.
Tema: Hetero, serie, B.A.P, +18.
-Capítulo 1.-
Nota del autor: Aunque los nombres de los lugares son totalmente reales, la disposición de sus calles, así como algunos nombres de las mismas, son ficticios.
Los últimos preparativos.
Sus cosas estaban en la maleta; su armario, vacío. Cuidadosamente, había ido colocando la ropa en el interior de aquella samsonite blanca, sin apresurarse. Quería que todo saliera bien.
Sobre el escritorio ya no había nada más que una fina capa de polvo. Todas sus posesiones personales se encontraban en cajas, apiladas en un rincón de la habitación. Junto a la puerta, apoyada en el marco, una mujer adulta le miraba, conteniendo las lágrimas.
- ¿Lo tienes todo, cariño? - Inquirió ella, rodeándose sus propios brazos. Él asintió, distraídamente, cerrando la cremallera de su pequeño ''bolso'' de mano.
- Todo preparado. Incluso... - Le echó un vistazo a lo que había sido su habitación. Tan vacía como se encontraba ahora, se le hacía extraña. -... a mí me sorprende haberlo hecho tan bien.
- Eres un buen chico. Siempre has sido organizado. - Las manos de ella temblaban. Se apartó un mechón de cabello rubio de la frente y, al mismo tiempo, se secó una lágrima. - Te defenderás bien allá fuera.
- Una buena educación es lo que tiene... - Se palpó el bolsillo trasero del pantalón. El móvil y su cartera seguían allí. No podía evitarlo. Tenía miedo. - En cuanto llegue al aeropuerto, te llamaré, ¿vale?
- Claro. - Asintió. Las manos de ella se tensaron. Sus ojos, tristemente azules, parecieron brillar. El joven se acercó a ella, rodeándola con sus propios brazos. Ella, tras varios segundos, le apartó suavemente, con una sonrisa. - Tu amigo debe de haber llegado ya. No lo hagas esperar.
- ¿Quieres que baje a abrirle?
- No, tranquilo. - Sonrió, no sin esfuerzo. Sin embargo, tras el semblante de tristeza que escondía, se entreveía... ¿orgullo? - Yo iré a abrirle. Empieza a bajar cajas. No quiero que perdáis el avión.
Mientras contemplaba como su madre empezaba a bajar las escaleras, pensó en todos los momentos vividos bajo el amparo de ella. Se lo debía todo. Nunca podría agradecerle lo mucho que había invertido en él.
Abrió la ventana de su habitación y asomó la cabeza. Había un automóvil aparcado delante de la puerta, un viejo hyundai de color rojo. Dos horas encerrado en ese vehículo.
Cuando escuchó pasos que se dirigían a su habitación, cerró la ventana. Bajo la maleta al suelo, acercándola a las cajas. Justo en ese instante, uno de sus mejores amigos apareció en el umbral de la puerta.
Alto, moreno y de ojos oscuros, Bang Yong Guk le estaba mirando de un modo extraño. Parecía preocupado.
- ¿Cómo estás, Zelo? - Preguntó el recién llegado, entrando en la habitación y sentándose en la cama.
- Un poco... turbado, pero se me pasará. Estoy emocionado, también. - Sonrió, apoyándose en el escritorio. - Nervioso, obviamente. Con miedo, además... Estoy...
- ¿Confuso? - Zelo asintió. Guk asintió también. - Lo comprendo. Cuando me fui de casa, yo... me encontraba igual que tú. No te preocupes. Piensa en lo que tienes delante, no en lo que dejas atrás.
- Lo hago... Mi madre me entristece, aún así.
- Ella está orgullosa de que seas capaz de abrir las alas y volar. Además... - Se levantó, abriendo los brazos. -... me tienes a mí contigo. Ella está tranquila. Un poco triste, pero tranquila.
- Gracias por decirlo... - Al momento siguiente, recibió un abrazo de él. Sonrieron. Luego, se separaron y cogieron una caja cada uno. - En realidad, sí que es verdad que ella está más tranquila porque tú me acompañes. Inspiras miedo a los extraños.
- Ya, bueno... - Rió, mientras bajaban por las escaleras. - No es mi intención, pero nací con esta cara.
Poco a poco, fueron bajando todas las cajas que había en la habitación de Zelo, así como la maleta. Quince minutos después, no quedaba nada, salvo el escritorio, la cama y el armario.
El muchacho rubio le echó un vistazo a la habitación. Cerró los ojos. Suspiró. Dio media vuelta y cerró la puerta.
Una vez abajo, se detuvo en la escalinata de piedra que salía de su casa. Su madre, en la puerta, le miraba expectante. Incapaz de aguantar demasiado tiempo más así, le dio un largo y sentido abrazo. Ella le susurró que su casa siempre estaría abierta para él, y que la visitase cuando volviera. Él asintió, incapaz de hablar. Bajó las escaleras, hasta el coche.
Yong Guk conducía. No demasiado bien, había que admitirlo, pero permitía desplazarse.
Las cajas ya estaban dentro del coche.
El motor en marcha.
Zelo y Yong Guk en el interior. Zelo sacudió la mano en dirección a su madre, otorgándole un silencioso adiós. Ella le correspondió con el mismo gesto, una sonrisa y un mudo ánimo, que él agradeció enormemente.
Instantes después, el coche se desplazaba sobre la calzada.
El viaje comenzaba para los dos muchachos.
4 Opiniones~
Tulis Opiniones~*_______________________________*
ReplyQUIERO MAS. NECESITO MAS.
>//////<... Escribiré más, vaaaaaale =D.
Replymuy interesante, sigue por fabor!
ReplyMe encantaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa ^^ Zelo se independiza 8D (?)
Reply