Wet The Bed. [One-shot.]

Escritor : Unknown | Hora : 8:09 | Categorías :
Autor del one-shot: Daniel.
Twitter: @LeonheartTribal
Nombre del One-shot: Wet The Bed.
Tema: Dante X Seras [Devil May Cry X Hellsing] +18, Romántico.





— Dan… Dante… —Musitó ella con voz débil cuando sintió las manos de él asiéndose al broche dorado y delantero de su sujetador perla.
— ¿Prefieres parar aquí? —Inquirió él, levantando el rostro de la curvatura de los senos que sobresalían por encima y debajo de los aros de la erótica lencería. — Lo entiendo. Has avanzando mucho y…

Despacio, ella sacudió el rostro firmemente.
Él tembló ante aquel gesto, incluso aunque se sintiera navegando en su propio terreno.
Despacio, la joven apartó las manos de él con delicadeza, y desabrochó, rápidamente, su propio sujetador, liberando frente a él los senos más perfectos que pudiera haber observado nunca.

— Sentía que debía hacerlo yo…

Luego, tumbándose bajo él y retirando ligeramente la línea de su ropa interior más allá de los muslos y de las piernas, quedó desnuda, vulnerable, ante la apabullante musculatura de él, sólo cubierta por la falda militar del uniforme, que él no apartó.

— Soy tuya. —Musitó, en voz baja, sonriendo y mostrando la fina hilera de sus colmillos vampíricos asomando brillantes tras los labios rojos.

Él, satisfecho ante aquella actitud y erecto ante su cuerpo perfecto, desvió los ojos hacia los otros labios que la joven exhibía, hinchados, con un suave tono rosáceo que le provocó un gemido falsamente contenido tras un pecho que bombeaba y bombeaba toda la sangre que podía contener en un único punto.
La joven lo miró, sintiendo en el paladar el sabor íntimo y salado de la esencia de su compañero, lamiendo al momento sus propios labios, sumida en la lujuria que él había desencadenado en alguien tan inocente como ella.

— No me toques. No me lamas. Sólo… —Dejó caer la mirada hasta su humeante y húmeda entrepierna, estremeciéndose con intensidad cuando él la observó, y se irguió, hasta que sintió la plenitud de la apertura de su miembro rozar sus pliegues—… hazlo.
— No escuché la palabra mágica.
— ¿Por favor…? No creo que sea momento para… —Él entornó los ojos, mientras separaba los labios de la chica con los dedos y aproximaba la masculinidad erecta propia en torno a ella, y acariciaba su entrada—… Ah… Ya… —Sintió crecer sus colmillos ante aquel contacto. Sabía que tenía la mirada más endiabladamente carmesí que hubiera mostrado en cualquier otro momento—… Fóllame.

Él sonrió.
Ella apoyó los codos en la almohada y trató de relajar todos los músculos de su cuerpo, tensos por el placer que sentía.
Sin embargo, y contra la tensión acumulada bajo el vientre, él tenía su propia arma. Descargó sus fuerzas sobre ella, dentro de ella, y sólo cuando un grito de placer desgarrador arrancó desde su garganta como si la estuviera partiendo en dos mitades y ello la arrollara, emitió una suave risa gutural antes de tomar a la chica de la nuca y acercarla a él.

— Como te dije… nunca has follado hasta que no te ha follado un demonio… —Murmuró, bajando la mirada hasta ver los pezones erectos de ella clavados contra su propio y musculoso pecho—… aunque podría decir lo mismo de ti. Más vale que estés a la altura.
— No pares —Fue la única y escasa réplica que ella alcanzó a decir mientras, entre gemidos de placer, se afianzaba a la nuca del chico con ambas manos y elevaba las piernas todo lo que su cadera inhumana podía. Mantenía los ojos cerrados, y las uñas clavadas en la piel del chico— Dante, no pares.
— Seras…

Ella abrió los ojos y lo miró.
Él le devolvió la mirada.
En ese momento, llevó aún más su sexualidad hacia el interior carnoso y mullido de la chica, hundiéndose todo lo que podía hasta sentir la pared al otro extremo golpear la punta de su miembro. Por fuera, aún quedaba el escollo de la base que se resistía por romper a la joven y clavarse con todo lo que contenía.
Incapaz de soportar la presión de aquella punta de flecha ardiente, Seras bajó la palma de la mano hasta envolver la parte sobrante del joven, y la deslizó con sagaces movimientos arriba y abajo, jugando con la piel, con su contorno, aprisionándola y llevándola hacia su propio interior como si la barrera de carne no le importase.

— Vas a conocer el orgasmo de una vampira. —Musitó, elevando el pecho la chica. Bailaba inclinada hacia él, deslizando su musculosa sexualidad sobre el vigoroso miembro de aquel hombre, quien contenía el aliento. — Y yo también…

Aquellas palabras llenas de sensualidad, sexualidad, inocencia y timidez perpetraron los orgasmos de él aún más allá de la piel.
Se sentía en plenitud dentro de la joven, y el jugo que ella desprendía confundía con su propia piel y provocaba un deslizamiento que le arrancó más de una sonrisa confidencial.
No paraban de gemir, de compartir obscenidades al oído del otro, de intercalar expresiones intensas y ligeros mordiscos en torno a los pezones, al cuello, a los labios…


Cuando ella apretó y enroscó los anillos de su interior, atrayendo hacia lo más profundo la envergadura del chico, gimieron a la vez, el último gemido antes del sensacional final…

Sintió la marabunta acometida del aquel sabor que notaba en sus labios explotar en torno a su interior, llenándose de un charco de aquella esencia que el joven desprendía, provocándole un mayor movimiento de caderas cuando notó una gota caer hacia sus labios y aproximarse peligrosamente hacia su puerta trasera.
Él se dejó llevar por los hipnóticos y sexuales movimientos de ella, notando, tanto en su sexo como en el aroma que pululaba el aire como los fluidos de ambos se mezclaban en un orgasmo múltiple mientras escuchaba el sonido del agua propia al chocar con violencia contra el agua de ella, aún moviéndose al compás del sexo más íntimo que pudieran tener.
Los poderosos centímetros de él se clavaban en la chica, mientras sonreían.
Al final, con los sexos cubiertos por candente semen y flujos que no dejaban de manar, compartieron una mirada.

— No tengo suficiente. —Dijo él.
— Yo tampoco.— Replicó ella.
— Seguimos.
— Seguimos.

Y mientras probaba los labios de su amante, Dante negó ligeramente con la cabeza.

— No era una pregunta, Seras Victoria…

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