Autor del one-shot: Daniel.
Twitter: @LeonheartTribal
Nombre del One-shot: Ellas.
Luz.
Fuiste mi primer amor, así que,
evidentemente, te quise más que a ninguna otra, y tal vez, nunca llegue a amar
a nadie tanto como lo hice contigo. Me ayudaste a ver, a dar mis primeros pasos
reales, y a tener una visión del mundo que, hasta aquel instante, nunca había
tenido. Me hiciste ver la vida.
Te doy las gracias por enseñarme a contar
las estrellas cada anochecer, por enseñarme a crecer.
Eras tan bonita, una rosa roja que no
dejaba de florecer, tan perfecta y hermosa, que nunca pensé que fueras real.
Llegaste en mi adolescencia, cuando más te necesitaba... y me ayudaste sin
esperar nada a cambio.
Gracias a ti, aprendí que los sueños
también se hacen realidad.
Indiferencia
Fuiste como una ambrosía en medio de un
desierto, algo que tenía que probar necesariamente. Aunque, por mi juventud,
debería haber sabido que no eras la adecuada, que únicamente me harías daño. Me
mirabas ausente, como si no existiera, y me sentía desdichado.
Desconfiaba de ti
desde el primer momento, pero no quería creerme a mí mismo.
Eras demasiado fría, y pensé que aquello
estaba bien. Sin embargo, me equivocaba.
Melancolía
Todas las noches, cuando regresaba a mi
cama, te veía tendida en mi cama, desnuda, y yo te hacía mía, me abandonaba a
ti, entre lágrimas y aullidos. Hurgaste entre mis cicatrices, yo sollozaba,
pero no parecía importarte. Todavía hoy, me arrepiento enormemente de aquello.
Tu piel no me otorgó nunca días felices...
así que opté por lo más saludable para mi alma y para mí: dejarte y no mirar
atrás.
Pasión
Olvidé a Melancolía porque me tomaste para
ti, me obligaste a despertar. Entre letras y más letras, me forzabas a que
abriera los ojos y siguiera andando, a que no me rindiera, a que luchara por
mí. Encendiste mi piel con fuego. Quisiste que me levantara e hiciera a la vida
mía.
Y eso hice.
Nunca olvidaré como inflamaste mi corazón
y mis ganas de comerme el mundo.
Constancia
Te conocí poco tiempo después. Tal vez fue
demasiado poco tiempo.
Me sentí atraído por ti desde el primer
momento. Me atrajo tu fragancia, tus ganas de superación y tu tenacidad. Al
mismo tiempo, mientras te iba conociendo, fui arrastrado por tu maravillosa
energía.
Tu autoestima y disciplina me suplicaron
que no abandonase nunca, que podría iluminar al mundo con mis palabras, que
tendría un sitio en la cima con los más grandes y mejores.
Todavía, hoy en día, creo en tus palabras.
Envidia
Sufrí mal de amores por ti y por todo lo
que significaste en mi vida. Hiciste más que ninguna otra, y no en el buen
sentido. Destruiste mi vida de lado a lado, perdí amigos e, incluso, la fe en
mi mismo. Intenté ser fuerte, pero fuiste superior a mí.
Fuiste una vampiresa que se aprovechó de
mis debilidades, de mis inseguridades aún no resueltas. Jugaste conmigo, y no
creo poder perdonártelo nunca.
Nostalgia
Lloré y lloré noche tras noche, día tras
día, abrazado, entre tus senos, uniéndome a ti. Añoraba días pasados y creí
encontrarlos en tu alma. Me intentabas tranquilizar y que volviera a ser el que
fui. Pero aquel chico ya había muerto hacía mucho.
Sin embargo, estaba ciego y lo único que
quería era recuperarme de mis heridas.
Me ataste... y, aún hoy, veo tu rostro en
el techo de mi habitación cada noche, antes de dormir.
Soledad
Llamaste a mi puerta y te dejé entrar. Mi
mundo quedó a oscuras, la luz que un día me hubiera iluminado me apagó y tú,
maldita, me impediste regresar al exterior. No quise ver a más nadie durante
aquel tiempo.
Meses y meses transcurrieron envuelto en
tu piel... incapaz de volver a sentir por miedo a resultar dañado, incapaz de
ver la amistad en los más cercanos por tu culpa.
Me considero un estúpido por permitirte la
entrada.
Esperanza
Me esperaste durante todo el tiempo que
hizo falta, que me hizo falta. Corrí hacia ti, y me abrazaste como nunca me
había abrazado nadie. Sentí que mi alma volaba cuando nuestros cuerpos entraron
en contacto, así que, por primera vez... fui feliz, realmente feliz.
Me hablaste de un futuro, de luchar por
él, de pelear, de no replegarme, de enseñar los dientes... de todo lo que yo
necesitaba oír, y más aún.
Me dijiste que Libertad me esperaba, pero
que tardaría un poco en encontrarla, y que siempre me sería fiel.
Libertad
... Gracias.
Me diste las alas. Me hiciste sonreír.
Fuiste mi amanecer.
Todo lo que te podría decir se queda
corto.
Hoy, eres mía, y no
pienso dejar que escapes de mí.