Let me love you. [One-shot.]

Escritor : Unknown | Hora : 21:20 | Categorías :
Autor del one-shot: Daniel.
Twitter: @LeonheartTribal.
Nombre del one-shot: Let me love you.
Tema: Fairy Tail, Gajerza (Gajeel x Erza.), anime, romántico.


— Está… muy claro, ¿verdad? —Preguntó ella, entrelazando la mano del joven con la suya.
— ¿Muy claro? ¿El qué? —Dirigió los ojos hacia ella, apartando la mirada del expuesto anochecer que emergía delante de ellos.

Frente a la balaustrada contra la que se apoyaban, ardía un flagrante mar que se expandía y retraía, atrayendo sobre sus olas la espuma blanca, los bancos de pequeños peces, la suave brisa gélida que se expandía en su dirección.
En cierto modo, para ambos, era refrescante, aun acariciando el tiempo la noche, y encontrándose ellos sin ropa que pudiera repelerlos del frío.


Pero nada de eso importa, pensó el joven, silenciosamente, a la espera de una réplica por parte de la chica, mientras estemos juntos. Ni el frío, ni el calor, ni ninguna otra cosa.
La noche está particularmente preciosa hoy.

— Puede que lo nuestro no tenga futuro, Gazille. —Murmulló ella, sonriendo suavemente y apartando la ostentosa melena carmesí sobre uno de sus hombros. El recogido dejaba a la vista su pálida, blanca piel, ardiendo bajo la luz de la luna— Estamos yendo en contra de todo y de todos.
— ¿Acaso parezco el tipo de hombre que le importa lo que piensen los demás? —Replicó, trazando círculos minúsculos en torno a los nudillos de ella.
— Alguna vez te importó —Respondió, mirándole y apartando los ojos del mar. Él hizo lo mismo.
— Hace demasiado tiempo de todo eso. Ahora, sólo me preocupa la opinión de una persona, y la tengo justo delante de mí.
— Generaremos muchas sorpresas.

Un soplo de aire frío en las inmediaciones, un rubor del mar, un graznido en la distancia. En medio de aquella tolvanera de naturaleza silenciosa, sólo estaban ellos dos, desolados en un paisaje distante que invitaba a la calma.

— Es algo que… ya deberían haber visto, hace bastante tiempo. El tiempo nos cambió a ambos. —Dijo, de nuevo, estrechando ligeramente la mano de ella— Las experiencias pasadas, los amores asesinados, la soledad… Hemos pasado por tantas cosas, Erza, tantas… Y me he cansado. Incluso alguien como yo se siente abrumado ante la impotencia con la que se enfrenta al mundo y ante la desidia de no poder decir a la persona que quieres tus verdaderos sentimientos, por evitar muecas de rencor, desprecio u odio. Desde lo sucedido con Jellal y Levy…

Se hizo el silencio entre los dos, un silencio tenso y duro. Ninguno dijo nada, él no continuó con aquella frase. Tan sólo el ligero rumor del mar contra la costa rompía el amargo mutismo que ensombrecía a la pareja. 

— Me da igual, Erza. Me da igual. —Dijo, y desvió la mirada de los ojos de ella— Quiero seguir hacia adelante, y vivir. Ser feliz. La mayoría no entiende que no queremos quedarnos estancados en lo que pudo ser y no fue, o en los recuerdos del pasado. Me he cansado de todo eso.
— Y… ¿qué crees que deberíamos hacer? —Preguntó ella, tomando la barbilla del muchacho y orientándola hacia su propio rostro. Él, al verla sonreír, la imitó, asintiendo despacio.

Ambos pensaban, en su fuero interno, que les había tocado vivir una época convulsa, llena de desenlaces trágicos en pasadas historias y de lágrimas en el recuerdo.
El mar avanzaba y retrocedía, se aproximaba a ambos jóvenes, tocaba la pared, y regresaba a su cauce una vez más. Mas ninguno de los dos podía sentirse tan cómodo o tan relajado salvo en aquella situación, lejos de todo, lejos de todos, de cualquier cosa que pudiera aletargar lo que se había formado entre ambos.
La pérdida, el dolor intenso, los corazones rotos… No eran sino las piezas de un puzle que todavía trataban de unificar, bajo las gruesas capas de la ira, el rechazo, el odio, el tormento.
Por ese motivo, ella, poderosa, tan fuerte y tan segura de si misma que todos trataban de imitar, golpeaba frustrada la almohada cada noche; Él, vacío, en la soledad de su pobre existencia al límite de la locura y con el sabor amargo de saber que las cosas no volverían a ser cómo fueron, no halló las respuestas que necesitaba.
El tiempo y la complicidad llenaron de vendas dos almas heridas.
Tal vez, para siempre.

Luchaban contra el tiempo, la lógica. Sin embargo, se forjó entre ellos un lazo que difícilmente los cauces de la vida hubieran podido cortar.
Además, si sólo se tenían el uno al otro, ¿quién sería capaz de romper aquel amor?

— Vivir juntos… y aguantar todo lo que nos queda por venir. La pregunta es… ¿estás dispuesta a aguantar todo eso a mi lado?
— ¿Sabes? —Y afianzó el brazo de él, apretando el rostro contra la piel. Mantuvo los ojos cerrados, arraigando sobre su cuerpo la sensación de sentirlo tan maravillosamente cerca— Mientras sea a tu lado, todo será posible.

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