Nombre del autor del fic: Daniel.
Twitter: @LeonheartTribal.
Nombre del fic: El regreso.
Tema: Anime [Fairy Tail.], Acción, Aventura, Drama, Magia, Misterio, Romance,
-Capítulo 2.-
Twitter: @LeonheartTribal.
Nombre del fic: El regreso.
Tema: Anime [Fairy Tail.], Acción, Aventura, Drama, Magia, Misterio, Romance,
-Capítulo 2.-
El
cuerpo extendido sobre la fría piedra, entumecimiento en las extremidades, un
corte en el labio inferior.
El cabello carmesí le caía en cascada por el cuerpo desnudo, brillante bajo la tenue luz de un foco en el exterior de la celda que habitaba. Solamente le llegaba el triste reflejo del foco, un insignificante albor que no servía para ver más allá de la oscilación de la cuerda que sostenía aquel epicentro de luz.
El aire era denso, lleno de polvo. Aquello, aquella sensación de pesadez, unida a la que notaba desde que hubiera despertado, no le hicieron sentir sino frustración y rabia.
No podía utilizar su magia.
El cabello carmesí le caía en cascada por el cuerpo desnudo, brillante bajo la tenue luz de un foco en el exterior de la celda que habitaba. Solamente le llegaba el triste reflejo del foco, un insignificante albor que no servía para ver más allá de la oscilación de la cuerda que sostenía aquel epicentro de luz.
El aire era denso, lleno de polvo. Aquello, aquella sensación de pesadez, unida a la que notaba desde que hubiera despertado, no le hicieron sentir sino frustración y rabia.
No podía utilizar su magia.
La fuente de poder mágico que albergaba su cuerpo se había extinguido como la llama de una vela en medio de una ventisca. Y ella, Erza, la poderosa Titania, herida, desolada, triste, sola, se veía inútil, aún esforzándose por ponerse en pie.
Sin embargo, no parecía ser únicamente su magia la que le había abandonado. Toda su fuerza se había desvanecido.
La sensación agobiante de encontrarse en el interior de aquella celda no le traía buenos recuerdos. Demasiado tiempo.
Gimoteó al tratar, inútilmente, de ponerse en pie.
Fue enorme su sorpresa al advertir, desde lo más profundo de la caverna en la que estaba, una exclamación de alivio y sorpresa.
- ¿Quién está ahí? —Inquirió una voz fuerte, segura, masculina. — ¿Otra vez…? —De pronto, la sintió llena de agresividad— ¿¡No habéis tenido bastante con lo que me habéis hecho!?
Ella le reconoció, en aquel punto. Incluso por detrás de la exclamación, por detrás de la marcada ira y de las palabras tan tormentosas que había pronunciado. A través del aire, percibió el aroma que lo envolvía, los retazos de magia que alguna vez hubiera habido dentro de él, y que hubieran fluido en su cuerpo con tanta naturalidad como si fuera uno con aquel poderoso don.
Aquella voz pertenecía a alguien con el que compartió una idea, un sueño, una esperanza, mil combates. Compartieron un gremio y, si nada había cambiado hasta el momento… compartían el mismo tatuaje. De ellos dos, entre muchos, nació la fuerza necesaria para derrotar a decenas de magos oscuros.
Después de tanto tiempo… dos miembros de Fairy Tail se volvían a encontrar.
Alzó la voz, contra el polvo que sentía en la garganta, en la lengua, en los labios, y, lentamente, clamó el nombre del que, una vez, hubiera considerado su compañero…
— Er…
¿Erza? —Preguntó, al aire, a media voz, relajando el tono tenso que hubiera
utilizado antes. Ella emitió un gruñido de asentimiento— ¿Qué… qué haces aquí?
— Podría preguntar lo mismo…
— Podría preguntar lo mismo…
Se sentía extraordinariamente débil. Y el hecho de que su compañero no se moviera, y de que no expeliera ni una pizca de magia, no invitaba a la relajación o a la despreocupación.
— ¿Estás bien? Tienes que salir de aquí, Erza. —Preguntó él, carraspeando suavemente. Parecía experimentar los mismos problemas de garganta y polvo que ella. —Volverán pronto.
— ¿Volverán pronto? ¿Quiénes? —Preguntó, girándose hacia el lugar del que creía provenir la voz. No veía nada, sólo una sombra al fondo, recostada contra la pared, y con las extremidades alzadas.
—No sé quiénes son. Pero no creo que importe. —Murmuró, tosiendo de nuevo. Increíble, incluso él…— Ve, Erza. Sal de aquí, y regresa al gremio.
— Aunque pudiera irme, no me iría sin ti…
Poco a poco, y ante la alegría de sentirse en la presencia de un mago en el que confiaba, comenzó a arrastrarse hacia él, despacio, lentamente, sobre la fría piedra.
Detrás de ella, al otro lado de las rejas, escuchó el sonido de unas cadenas.
La voz de su compañero se escuchó grave, fuerte… pero extrañamente invadida por el temor.
— Oh no… Ya vienen…