So hot. [Cap.3.]

Escritor : Unknown | Hora : 15:39 | Categorías :
Autor del fic o historia: Daniel. 
Twitter : @LeonheartTribal
Nombre del fic o historia: So hot.
Tema : Hetero, Block B [Zico x Fan] , B.A.P [Yongguk x Fan], mini- serie , lemon,  +18.

-Capítulo 3.- 

¿Cómo había llegado a aquella situación?

Sus ojos estaban clavados en el joven que tenía delante de ella. Él le hacía gestos con la mano para que se aproximara, y ella no podía sino hacer caso a cada una de sus peticiones. ¿O estaban siendo órdenes?
Anduvo hasta su altura, exhibiendo la desnudez presente en cada poro de su piel, sólo cubierta por un leve batín de seda que acariciaba los contornos de su piel.
Él envolvió la cintura de ella con las manos, y la apretó contra su propio cuerpo, aún cubierto por el sudor y la ropa que había usado durante el día. Mas ella estaba desnuda, ¿tan intenso era la embriagadora esencia del joven, tanto poder tenía sobre ella?
- Aún no te he dado las gracias por venir, ¿sabes? – Musitó él, acariciando la piel de la cintura de la muchacha. – Espero que todo esté a tu gusto.
- Es todo… - Ni siquiera supo que decir, pues no recordaba nada de la vivienda en la que se encontraba, salvo aquella habitación que en ese momento veía. -… precioso, gracias por traerme.

Aquella conversación incoherente con la situación del preludio de lo que podría pasar más adelante.
Y aproximó el rostro al de ella, sus labios a los suyos, sin decir nada. Bésame, suplicó en silencio la mente de la joven, bésame, por favor. Él no hizo ni dijo nada más. Sólo la miraba con aquella desconcertante sonrisa provocadora y sensual que no lo había abandonado ni una fracción de segundo durante todo el día. Disfrutaba con aquel juego de insinuaciones y provocaciones, pero, ¿tendría lo necesario para pasar a mayores? 
Tomando la mano de ella, se dirigió hacia una puerta anexa, junto al camastro.
Al otro lado, el agua bullía cálida sobre una superficie larga y rectangular de mármol blanco, en donde los vapores provocados ascendían hasta la altura del techo. El espejo, en un extremo de la sala, estaba completamente empañado.
Igual que yo ahora mismo.
Él la condujo hasta allí, situándose a su espalda y posando las manos sobre sus hombros desnudos. Acarició la piel de ella y fue descendiendo las manos a través de sus brazos. Luego, asió con fuerza su cadera, pegándola a su cuerpo. Suspiró en su oído. Ella gimió suavemente.

La violencia con la que la giró y la tomó por la barbilla fue dolorosamente agresiva, pero disfrutó con la sensación de dominación que él ejercía, con la manera en que la doblegaba, aún sin decir nada, y con los labios ávidos del muchacho, que se pegaron a los suyos y bebieron de ellos, casi con desesperación, con anhelo.
Sintió la curvatura de su entrepierna cerca de ella, y su lengua trepidante en busca de la propia. Sus expertas manos se enredaron en su cintura y, mientras suaves caricias desataba sobre ella, exploraba la boca. Aunque, por la maestría que mostraba en cada movimiento, parecía conocerla de sobra.
Él se aferró a la piel de ella, como si necesitara probar aquella sensación de dominación que ejercía, incluso aunque supiera que la joven no escaparía, aunque tuviera claro que permanecería junto a él.

Sin apartarse de ella, y sin dejar de probar sus labios intensos, fue despojándose de la ropa. Alice quiso descender la mirada a través del torso del muchacho, pero este sujetó su barbilla con fuerza. Con un gesto le indicó que sumergiera su cuerpo en el agua, justo un instante antes de separarse de sus labios y tras ella.

Ella accedió, sumergiendo sus pies en las cálidas aguas, y tumbándose en ellas.
Él se deslizó dentro, en el otro extremo, y quedó espacio suficiente para que ambos no se rozasen.

- ¿Vas a pedirme que me acerque o no? – Inquirió ella. ¿Qué acabas de decir, Alice? – ¿Tendré que acercarme sin que me lo pidas?

Ni siquiera sabía por qué había actuado así.
El aroma de la habitación estaba secundado por una extraña fragancia salvaje y silvestre, como un perfume que hubiera impregnado la superficie y los vapores del agua.
Él se rio, suavemente, pero no dijo nada más. Apoyó ambos brazos en el borde blanco que los rodeaba, y esperó.

Alice avanzó hasta él, mezcla de miedo, duda y sensualidad, mientras contemplaba al mito que tenía delante, y que había jugado con ella durante toda la tarde.
No, pensaba, no vas a seguir jugando conmigo.
El hecho de haberla dominado casi en su totalidad, de haberla sometido a cada gesto y a cada caricia, era algo con lo que no se sentía cómoda. Mojó su interior por él, se deshizo en orgasmos internos por la sonrisa de aquel muchacho orgulloso, y ni siquiera recordaba la sensación de haberse desplazado de aquel estudio hasta su hogar.
Pero eso se acabó, murmuró algo en el fuero interno de la joven, algo desatado que provocaba su movimiento hacia Zico. Estoy cansada de estos juegos tuyos… Y si vamos a hacer esto, lo haremos a mi manera.

- Por fin… - Murmuró él, dejando caer la cabeza hacia atrás, y mirándola luego con una sonrisa de autosuficiencia. – Me estaba cansado de tu actitud. Al menos, ahora harás algo más que mirarme confusa.

Patético y sensual personaje. Nadó hasta donde se encontraba él, desplazándose lentamente. A su altura, posó las manos sobre sus muslos, en el punto en el que los pliegues de piel se unían sobre la pelvis, y lo miró, desafiante.

- Ahora, vas a ser tú quien grite mi nombre. Y quien me suplique. El juego se acabó para ti.


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