Nombre del autor del fic: Daniel.
Twitter: @LeonheartTribal.
Nombre del fic: El regreso.
Tema: Anime [Fairy Tail.], Acción, Aventura, Drama, Magia, Misterio, Romance,
-Capítulo 1.-
- Tan hermosa como siempre.
El murmullo de su voz tras la espalda de ella provocó un intenso escalofrío que erizó cada una de las fibras de su piel, fruto del recuerdo de ese cálido aliento acariciando las zonas más íntimas que le habría descubierto. Más allá de eso, en un instante, mientras el eco que incitó al hablar aún flotaba en el aire, vibró sobre ella el recuerdo del contacto de los labios del muchacho de largo cabello azabache. Tanto tiempo después… y aún soy capaz de sentirte, pensaba, con algo de estupor.
Aunque esos tiempos quedasen atrás, muy atrás, como sanción ante tantas guerras que compartieron, él, todavía, significaba mucho.
Más de lo que iba a admitir en su presencia, obviamente.
- Levy. – Susurró, casi con desesperación, con un anhelo ligeramente intenso que le provocó una sonrisa interior de satisfacción. No lo exteriorizó, como quiso hacer, ni hizo gesto alguno. Demasiadas heridas, ahora abiertas, una vez más.
Transcurrieron los segundos, en los que él fue avanzando, hasta situarse a su diestra. Tras dejar el libro sobre la mesa, la joven dirigió los ojos hacia él. Se quitó las gafas y, luego, cruzó los brazos en torno a su pecho.
Su mirada, la de aquel hombre, aquellos ojos oscuros, de tono suavemente carmesí, parecían intimidados ante el desprecio que ella aparentaba fingir. ¿Intimidarse, él? Técnicamente, era imposible.
Pero allí estaba, los ojos entrecerrados, con un rastro apenas perceptible de humedad, y aún algo de dignidad cruzando el resto de su semblante.
Tomó asiento, sentándose de la manera más despreocupada que nunca le había visto. Luego, entrelazó los dedos de las manos, y suspiró.
- Ni siquiera sé por qué estoy aquí de nuevo. – Murmuró, echando un vistazo alrededor. Estaban solos en un edificio vacío, pero aún quedaba el recuerdo de los días pasados, de las amistades hechas, de los sueños rotos. – Este lugar me trae buenos recuerdos.
- A mí también. – Respondió ella, asintiendo. Apartó la mirada de él, llevándola hacia el tablón de anuncios, antaño cubierto de papeles esclavizados al corcho con chinchetas. Ahora, sólo quedaba una hoja, cuyo título indicaba el cese de aquel clan, y el aviso de que todos los miembros serían trasladados a un gremio diferente, en otro lugar, bajo otro mando.
- Es… extraño, ¿verdad? – Dijo él, mirándola. – Esto solía estar lleno de gente, gritando a todas horas, peleando, cantando, riendo… Y, ahora, está vacío. Cuesta creerlo.
- Sí, cuesta. – Contestó. Notó que sus ojos amenazaban con humedecerse más áun. No obstante, no hizo gesto alguno. – Nunca terminas de acostumbrarte.
- ¿Sabes dónde están los demás? ¿Natsu, Erza, Gray, y los otros? – La muchacha movió la cabeza de lado a lado, aún en la misma posición, sin mirar al joven.
- Ninguno quiso unirse al nuevo gremio. Todos desertaron, e intentaron crear uno nuevo. No sé si lo lograron. Pero lo dudo. – Suspiró, indecisa y con algo de nostalgia. – Hubiera tenido noticias de ellos, de haberlo logrado.
- ¿Por qué estás aquí? – Preguntó él.
Por ti, esperaba que regresaras, quiso contestar. Mas había pasado mucho tiempo, muchísimo tiempo. Demasiadas semanas, demasiados días en ese lugar, sentada, ahorcada por los recuerdos que la atosigaban, incapaz de irse de allí, pues le había amado demasiado como para alejarse de aquel lugar, al que pensaba que algún día volvería.
Cuando él le hizo aquella pregunta, no quiso decirle la verdad. Se engañó durante mucho tiempo creyendo que regresaría, que su amor por el gremio era más grande que los problemas que tuviera en el pasado. Me equivoqué. Su amor por él se había diluido con el transcurso de horas vacías que llenaba a base de libros y estudio.
Aunque, al escuchar su voz… reconozco que volvieron a resucitar en mí todos esos sentimientos que creía enterrados.
- Fairy Tail siempre será mi gremio, esté donde esté. Los demás fueron a buscar un nuevo hogar. Yo… me quedé para salvaguardar el antiguo, aunque ya no significase nada para algunos de los miembros. – Él pareció impresionado por su respuesta. Vio algo más en sus ojos rojos. ¿Confusión, tal vez? – Si algún día alguno de ellos vuelve, yo estaré aquí, esperándole.
Y clavó su mirada sobre la de él.
Y, de nuevo, sintió como el acero que envolvía su corazón se deshacía, poco a poco, dando paso al hombre que una vez la amo, tanto como se puede amar a alguien.
- Y… ¿qué hay sobre ti? – Inquirió la chica, adaptando su espalda a la silla de madera. – ¿Por qué regresaste aquí?
Y fue en ese momento cuando intuyó, por la gravedad que adoptaba su rostro, por la manera en la que se tensaron sus músculos, y por la manera en la que la miró, que su visita inesperada era mucho más importante de lo que ella hubiera pensado. No ha venido por mí.
- Cuando me fui, deambulé solo por muchas partes. – Se inclinó hacia ella, descendiendo el volumen de su voz. – Escuché muchas cosas, muchos rumores extraños. Pero no hice caso a ninguno de ellos, porque ninguna de las fuentes era fiable. Hasta que me topé con alguien que no podía mentir, dada su particularidad. – Entendiendo, la muchacha asintió ligeramente. Él siguió hablando: – No entiendo por qué Natsu y los demás no lo intuyeron, pero sucedió algo que hizo que Fairy Tail se fragmentase. Alguien fragmentó el gremio. Y, por ese motivo, no se ha vuelto a unificar bajo otro sello, bajo otro nombre. ¿No te resulta raro? Medita sobre el carácter de Natsu, sobre el de Gray… ¿Por qué nadie hizo nada?
Mientras él hablaba, recordó que sí, todo fue demasiado extraño.
Pero quedó en el pasado. Ni siquiera recordaba exactamente lo sucedido, ni los momentos siguientes.
- No sé qué tipo de magia utilizó, pero ha mantenido a todos los miembros de Fairy Tail callados, durante todo este tiempo. ¿Cómo es que ninguno de ellos ha destruido nada? ¿Cómo es que te dejaron sola? ¿Por qué ninguno ha regresado?
- ¿Cómo sabes…
- Lo sé. – Dijo él, esbozando una sonrisa. De pronto, y bajo un temor creciente en su pecho, la actitud de él había cambiado. Parecía alerta y… ¿asustado? No puede ser. – Todos de alto nivel, todos poderosos, recluidos en algo, en alguna parte, de la que no pueden volver.
- Es… es imposible. – Dijo, estupefacta ante aquellas palabras. – Hay hechizos de protección por los alrededores. Si alguien hubiera usado magia con nosotros, me hubiera dado cuenta.
- Eso es lo que más me intriga y preocupa. – Esbozó él.
Luego, adelantó las manos, temblorosas, hacia las de ella, cuáles cogió como si de seda se tratara. En él, sus ojos gritaron el intenso miedo que sentía. Y ella no pudo hacer nada más que acariciar la piel recia de las manos que él le mostraba, y escuchar.
- Sé que tuvimos problemas en el pasado, y tal vez me odies por todo lo que causé, por todo lo que te causé… - De nuevo, aquel rastro perlado bajo sus párpados. Gajeel, ¿qué te ha sucedido? ¿Dónde quedó aquel despiadado guerrero dragón del metal? – Pero te necesito. Te necesito a ti, necesito de tu inteligencia para saber qué está sucediendo, para devolverle a Fairy Tail su identidad y, si podemos… reunirlos a todos, una vez más.
Y, fue en ese instante que soñó de nuevo. Regresaron, por segundos, los recuerdos, los besos, las caricias, los abrazos, las risas, los momentos de tensión sexual, y la manera en la que se entregaban en cuerpo y alma hacia el otro.
Había aristas que surcaban su alma, sin embargo, quería ayudarle. Quería volver a ver a Fairy Tail, volver a estar en aquel gremio.
Y, tal vez, aclarar todo lo que había sucedido, si él quería.
- Te ayudaré… - Murmuró, sonriendo ligeramente, como en mil días no lo había hecho. – Pero tendrás que aclararme muchas cosas, antes de empezar. Hay cosas que necesito saber para poder ayudarte con todo mi poder.
- No puedo responder a todas tus preguntas ahora… Pero haré lo que pueda.
- Aceptaré lo que puedas decirme, por el momento… - Dijo, cruzando las piernas sobre la silla. Inclinándome hacia él, presta a escuchar.
Y, tras un leve suspiro y una sensación de tristeza en sus ojos carmesí, comenzó a hablar…
Twitter: @LeonheartTribal.
Nombre del fic: El regreso.
Tema: Anime [Fairy Tail.], Acción, Aventura, Drama, Magia, Misterio, Romance,
-Capítulo 1.-
- Tan hermosa como siempre.
El murmullo de su voz tras la espalda de ella provocó un intenso escalofrío que erizó cada una de las fibras de su piel, fruto del recuerdo de ese cálido aliento acariciando las zonas más íntimas que le habría descubierto. Más allá de eso, en un instante, mientras el eco que incitó al hablar aún flotaba en el aire, vibró sobre ella el recuerdo del contacto de los labios del muchacho de largo cabello azabache. Tanto tiempo después… y aún soy capaz de sentirte, pensaba, con algo de estupor.
Aunque esos tiempos quedasen atrás, muy atrás, como sanción ante tantas guerras que compartieron, él, todavía, significaba mucho.
Más de lo que iba a admitir en su presencia, obviamente.
- Levy. – Susurró, casi con desesperación, con un anhelo ligeramente intenso que le provocó una sonrisa interior de satisfacción. No lo exteriorizó, como quiso hacer, ni hizo gesto alguno. Demasiadas heridas, ahora abiertas, una vez más.
Transcurrieron los segundos, en los que él fue avanzando, hasta situarse a su diestra. Tras dejar el libro sobre la mesa, la joven dirigió los ojos hacia él. Se quitó las gafas y, luego, cruzó los brazos en torno a su pecho.
Su mirada, la de aquel hombre, aquellos ojos oscuros, de tono suavemente carmesí, parecían intimidados ante el desprecio que ella aparentaba fingir. ¿Intimidarse, él? Técnicamente, era imposible.
Pero allí estaba, los ojos entrecerrados, con un rastro apenas perceptible de humedad, y aún algo de dignidad cruzando el resto de su semblante.
Tomó asiento, sentándose de la manera más despreocupada que nunca le había visto. Luego, entrelazó los dedos de las manos, y suspiró.
- Ni siquiera sé por qué estoy aquí de nuevo. – Murmuró, echando un vistazo alrededor. Estaban solos en un edificio vacío, pero aún quedaba el recuerdo de los días pasados, de las amistades hechas, de los sueños rotos. – Este lugar me trae buenos recuerdos.
- A mí también. – Respondió ella, asintiendo. Apartó la mirada de él, llevándola hacia el tablón de anuncios, antaño cubierto de papeles esclavizados al corcho con chinchetas. Ahora, sólo quedaba una hoja, cuyo título indicaba el cese de aquel clan, y el aviso de que todos los miembros serían trasladados a un gremio diferente, en otro lugar, bajo otro mando.
- Es… extraño, ¿verdad? – Dijo él, mirándola. – Esto solía estar lleno de gente, gritando a todas horas, peleando, cantando, riendo… Y, ahora, está vacío. Cuesta creerlo.
- Sí, cuesta. – Contestó. Notó que sus ojos amenazaban con humedecerse más áun. No obstante, no hizo gesto alguno. – Nunca terminas de acostumbrarte.
- ¿Sabes dónde están los demás? ¿Natsu, Erza, Gray, y los otros? – La muchacha movió la cabeza de lado a lado, aún en la misma posición, sin mirar al joven.
- Ninguno quiso unirse al nuevo gremio. Todos desertaron, e intentaron crear uno nuevo. No sé si lo lograron. Pero lo dudo. – Suspiró, indecisa y con algo de nostalgia. – Hubiera tenido noticias de ellos, de haberlo logrado.
- ¿Por qué estás aquí? – Preguntó él.
Por ti, esperaba que regresaras, quiso contestar. Mas había pasado mucho tiempo, muchísimo tiempo. Demasiadas semanas, demasiados días en ese lugar, sentada, ahorcada por los recuerdos que la atosigaban, incapaz de irse de allí, pues le había amado demasiado como para alejarse de aquel lugar, al que pensaba que algún día volvería.
Cuando él le hizo aquella pregunta, no quiso decirle la verdad. Se engañó durante mucho tiempo creyendo que regresaría, que su amor por el gremio era más grande que los problemas que tuviera en el pasado. Me equivoqué. Su amor por él se había diluido con el transcurso de horas vacías que llenaba a base de libros y estudio.
Aunque, al escuchar su voz… reconozco que volvieron a resucitar en mí todos esos sentimientos que creía enterrados.
- Fairy Tail siempre será mi gremio, esté donde esté. Los demás fueron a buscar un nuevo hogar. Yo… me quedé para salvaguardar el antiguo, aunque ya no significase nada para algunos de los miembros. – Él pareció impresionado por su respuesta. Vio algo más en sus ojos rojos. ¿Confusión, tal vez? – Si algún día alguno de ellos vuelve, yo estaré aquí, esperándole.
Y clavó su mirada sobre la de él.
Y, de nuevo, sintió como el acero que envolvía su corazón se deshacía, poco a poco, dando paso al hombre que una vez la amo, tanto como se puede amar a alguien.
- Y… ¿qué hay sobre ti? – Inquirió la chica, adaptando su espalda a la silla de madera. – ¿Por qué regresaste aquí?
Y fue en ese momento cuando intuyó, por la gravedad que adoptaba su rostro, por la manera en la que se tensaron sus músculos, y por la manera en la que la miró, que su visita inesperada era mucho más importante de lo que ella hubiera pensado. No ha venido por mí.
- Cuando me fui, deambulé solo por muchas partes. – Se inclinó hacia ella, descendiendo el volumen de su voz. – Escuché muchas cosas, muchos rumores extraños. Pero no hice caso a ninguno de ellos, porque ninguna de las fuentes era fiable. Hasta que me topé con alguien que no podía mentir, dada su particularidad. – Entendiendo, la muchacha asintió ligeramente. Él siguió hablando: – No entiendo por qué Natsu y los demás no lo intuyeron, pero sucedió algo que hizo que Fairy Tail se fragmentase. Alguien fragmentó el gremio. Y, por ese motivo, no se ha vuelto a unificar bajo otro sello, bajo otro nombre. ¿No te resulta raro? Medita sobre el carácter de Natsu, sobre el de Gray… ¿Por qué nadie hizo nada?
Mientras él hablaba, recordó que sí, todo fue demasiado extraño.
Pero quedó en el pasado. Ni siquiera recordaba exactamente lo sucedido, ni los momentos siguientes.
- No sé qué tipo de magia utilizó, pero ha mantenido a todos los miembros de Fairy Tail callados, durante todo este tiempo. ¿Cómo es que ninguno de ellos ha destruido nada? ¿Cómo es que te dejaron sola? ¿Por qué ninguno ha regresado?
- ¿Cómo sabes…
- Lo sé. – Dijo él, esbozando una sonrisa. De pronto, y bajo un temor creciente en su pecho, la actitud de él había cambiado. Parecía alerta y… ¿asustado? No puede ser. – Todos de alto nivel, todos poderosos, recluidos en algo, en alguna parte, de la que no pueden volver.
- Es… es imposible. – Dijo, estupefacta ante aquellas palabras. – Hay hechizos de protección por los alrededores. Si alguien hubiera usado magia con nosotros, me hubiera dado cuenta.
- Eso es lo que más me intriga y preocupa. – Esbozó él.
Luego, adelantó las manos, temblorosas, hacia las de ella, cuáles cogió como si de seda se tratara. En él, sus ojos gritaron el intenso miedo que sentía. Y ella no pudo hacer nada más que acariciar la piel recia de las manos que él le mostraba, y escuchar.
- Sé que tuvimos problemas en el pasado, y tal vez me odies por todo lo que causé, por todo lo que te causé… - De nuevo, aquel rastro perlado bajo sus párpados. Gajeel, ¿qué te ha sucedido? ¿Dónde quedó aquel despiadado guerrero dragón del metal? – Pero te necesito. Te necesito a ti, necesito de tu inteligencia para saber qué está sucediendo, para devolverle a Fairy Tail su identidad y, si podemos… reunirlos a todos, una vez más.
Y, fue en ese instante que soñó de nuevo. Regresaron, por segundos, los recuerdos, los besos, las caricias, los abrazos, las risas, los momentos de tensión sexual, y la manera en la que se entregaban en cuerpo y alma hacia el otro.
Había aristas que surcaban su alma, sin embargo, quería ayudarle. Quería volver a ver a Fairy Tail, volver a estar en aquel gremio.
Y, tal vez, aclarar todo lo que había sucedido, si él quería.
- Te ayudaré… - Murmuró, sonriendo ligeramente, como en mil días no lo había hecho. – Pero tendrás que aclararme muchas cosas, antes de empezar. Hay cosas que necesito saber para poder ayudarte con todo mi poder.
- No puedo responder a todas tus preguntas ahora… Pero haré lo que pueda.
- Aceptaré lo que puedas decirme, por el momento… - Dijo, cruzando las piernas sobre la silla. Inclinándome hacia él, presta a escuchar.
Y, tras un leve suspiro y una sensación de tristeza en sus ojos carmesí, comenzó a hablar…