Autor del fic o de la historia: Daniel.
Twitter: @LeonheartTribal
Nombre del fic o de la historia: Otra oportunidad.
Tema: Hetero, +18, Super Junior (Leeteuk x fan.), romántico, drama, serie.
-Capítulo 4.-
Cuando llegó a aquella reunión planeada, explicó rápidamente lo que le había sucedido hacía escaso tiempo. Con sonrisas y expresiones de ánimo, la excusaron, permitiéndole ausentarse de la cita, por tratarse de una ocasión especial. Ella lo agradeció a todos y cada uno de los presentes, y, luego, se retiró de la estancia, en dirección a la calle.
Andando luego con aparente calma, tratando de serenar su mente, acompasada por los movimientos de una tempestad en pleno auge que bullía en su interior, se permitió el lujo de detenerse frente a los escaparates de los comercios delante de los que iba pasando. Sin embargo, no veía más que aquel intenso momento, que aquella sonrisa, que aquella piel perfecta, y que aquellos ojos que escudriñaban cada rincón de su existencia.
Pensándolo más fríamente, en aquella situación, lejos de la influencia de la magnética atracción que él le profesaba, se sintió exageradamente… desnuda, ante aquel muchacho, verdaderamente desconocido para ella. Con unas pocas palabras, escasos gestos y una actitud amable, se sentía completamente abierta ante las emociones de él… Y, maldita sea, pensaba ella, tal vez todo esto esté dentro de mi cabeza. Puede que me haya imaginado todo eso de él. En el fondo, la sombra de la duda por si él aparecería o no se iba haciendo cada vez más y más presente.
Pero… por otro lado, aquellos ojos no transmitían mentira alguna, o posibilidad de que no estuviera siendo sincero. Era una mirada adulta y aniñada al mismo tiempo. Puede que la propuesta del muchacho fuera tímida, pero era tan honesta como todo lo que él le había mostrado en tan poco tiempo.
Detenida frente al mostrador de una tienda de antiguedades, no veía cada uno de los relojes, mesas, sillas y demás útiles domésticos, sino sólo el reflejo de una chica joven que suspiraba como una idiota por alguien que no sabía si volvería a ver.
Y, entretanto, uno de aquellos relojes antiguos marcaba el mediodía, una hora después de haberse encontrado con el muchacho.
Lentamente, el tiempo fue transcurriendo después, deslizándose la aguja en dirección a las doce y cinco, las doce y diez…
Cuando ya fueran las diez y treinta minutos, ni siquiera sabía cómo reaccionar. Apartándose del escaparate de la tienda, siguió calle abajo, sin poder establecer ya ningún pensamiento. Ligeramente absorta, no era capaz de analizar la situación ni de entender lo que había sucedido, la idea más evidente: que él ya no iba a venir.
Algo dentro de ella se resistía a dejar ir la confianza que había desarrollado en torno al joven.
Continuó andando calle abajo, sin reaccionar. Llevando los dientes la labio inferior, se empezó a tensar su cuerpo cuando la idea de que él no fuera aparecer la golpeó con dureza en el rostro.
Esa sensación de tensión y decepción que atenazaba cada una de sus extremidades no duró más que el breve lapso del latir de su corazón, pues una mano se posó sobre su hombro, al mismo instante que aquella familiar voz susurraba tras ella, llamándola por el nombre.
Volteando su cuerpo con una sonrisa atravesando fugazmente su tez, se sintió derretir al ver al muchacho, con su vieja cámara entre las manos, completamente arreglada, sin ningún tipo de fractura en su carcasa. Incluso habían desaparecido los golpes que ella misma le había propinado desde que la hubiera conseguido.
Aún con aquella sorpresa, no podía apartar los ojos de los de él, con los que había conectado casi en seguida.
- Es increíble… - Dijo Jung Soo, enrojeciéndose sus mejillas con suavidad. – Te he conocido hoy, y empezaba a lamentar que no me pudiera encontrar contigo, o que te hubieras cansado de esperar y te hubieras marchado. – Se dobló por la mitad, apoyándose la mano en el vientre, respirando profundamente después. Pasaron varios segundos hasta que logró seguir hablando. – Perdona por no avisarte de que llegaría un poco tarde… ¿No escuchabas cómo gritaba tu nombre? Llevo un rato largo corriendo tras de ti.
Ella frunció los labios, sintiéndose incapaz de articular ninguna palabra. Al fin y al cabo, la inesperada presencia de él allí la había confundido mucho, una vez se había hecho a la idea de que no aparecería.
Sintió el impulso de tocar su rostro, para averiguar si era o no una ilusión.
Afortunadamente, se contuvo.
Con una suave inclinación, él depositó la cámara en las manos de ella, quien la recogió con una débil y sincera sonrisa. A punto de articular un escueto gracias, él empezó a hablar, deteniéndola:
- No me lo agradezcas, por favor. Me he portado de una forma horrible contigo hoy. – Acariciándose la nuca con cierta timidez con la que ella no se esperaba encontrar, sus mejillas parecieron tornarse en un tono rubicundo que hizo que él se le antojara más que adorable. – No solamente te destrozo la cámara, sino que prometo llamarte y no lo hago. Si te he causado algún malestar, te pido perdón…
Entrelazó las manos delante de su rostro y se inclinó durante varios segundos.
Ella, tras un duro debatir consigo misma, posó la mano que quedaba libre en uno de los hombros del muchacho, presionando levemente para que se levantara. Luego, cuando tuvo los ojos de él sobre los de ella, susurró:
- No es necesario que te disculpes. – Él parecía contrariado. Ella se sentía, por fin, capacitada para hablar. Aunque, por dentro, todo su ser temblaba. – Has hecho más de lo que otras personas hubieran hecho. Incluso te has presentado aquí. Bien podrías haber tirado la cámara en cuanto me alejé de tu vista, pero aquí estás, pidiéndome perdón por no haberme podido avisar… En serio, no pasa nada.
Sin embargo, él parecía no estar escuchándola, pues su mirada perdida delataba que prestaba atención a algo que a Ina se le escapaba. ¿A qué se debían aquellos ojos tornados, escrutando su rostro? ¿La miraba a ella o contemplaba tras ella?
Y, de repente, la respuesta llegó en forma del suave contacto de seda de la piel de las manos del muchacho sobre las propias. Jung Soo, sin apartar la mirada, con las mejillas sonrojadas, y una expresión incrédula, dijo algo que la marcó intensamente, y que marcaría un nexo entre los dos. No solamente por las palabras en si mismas, ya suficiente mágicas por si solas como para hacerla sentir en una nube durante aquel momento, sino también por la manera en la que las dijo, susurrándolas despacio, sin dejar de mirarla.
Ella palideció de timidez cuando él la tomó de las manos, y luego empezó a temblar notando la mirada de él. Pero se dejó llevar, y bebió de cada una de las palabras que aquel muchacho derramaba sobre ella.
Palabras que, estaba segura, nunca podría, ni querría, olvidar.
Twitter: @LeonheartTribal
Nombre del fic o de la historia: Otra oportunidad.
Tema: Hetero, +18, Super Junior (Leeteuk x fan.), romántico, drama, serie.
-Capítulo 4.-
Cuando llegó a aquella reunión planeada, explicó rápidamente lo que le había sucedido hacía escaso tiempo. Con sonrisas y expresiones de ánimo, la excusaron, permitiéndole ausentarse de la cita, por tratarse de una ocasión especial. Ella lo agradeció a todos y cada uno de los presentes, y, luego, se retiró de la estancia, en dirección a la calle.
Andando luego con aparente calma, tratando de serenar su mente, acompasada por los movimientos de una tempestad en pleno auge que bullía en su interior, se permitió el lujo de detenerse frente a los escaparates de los comercios delante de los que iba pasando. Sin embargo, no veía más que aquel intenso momento, que aquella sonrisa, que aquella piel perfecta, y que aquellos ojos que escudriñaban cada rincón de su existencia.
Pensándolo más fríamente, en aquella situación, lejos de la influencia de la magnética atracción que él le profesaba, se sintió exageradamente… desnuda, ante aquel muchacho, verdaderamente desconocido para ella. Con unas pocas palabras, escasos gestos y una actitud amable, se sentía completamente abierta ante las emociones de él… Y, maldita sea, pensaba ella, tal vez todo esto esté dentro de mi cabeza. Puede que me haya imaginado todo eso de él. En el fondo, la sombra de la duda por si él aparecería o no se iba haciendo cada vez más y más presente.
Pero… por otro lado, aquellos ojos no transmitían mentira alguna, o posibilidad de que no estuviera siendo sincero. Era una mirada adulta y aniñada al mismo tiempo. Puede que la propuesta del muchacho fuera tímida, pero era tan honesta como todo lo que él le había mostrado en tan poco tiempo.
Detenida frente al mostrador de una tienda de antiguedades, no veía cada uno de los relojes, mesas, sillas y demás útiles domésticos, sino sólo el reflejo de una chica joven que suspiraba como una idiota por alguien que no sabía si volvería a ver.
Y, entretanto, uno de aquellos relojes antiguos marcaba el mediodía, una hora después de haberse encontrado con el muchacho.
Lentamente, el tiempo fue transcurriendo después, deslizándose la aguja en dirección a las doce y cinco, las doce y diez…
Cuando ya fueran las diez y treinta minutos, ni siquiera sabía cómo reaccionar. Apartándose del escaparate de la tienda, siguió calle abajo, sin poder establecer ya ningún pensamiento. Ligeramente absorta, no era capaz de analizar la situación ni de entender lo que había sucedido, la idea más evidente: que él ya no iba a venir.
Algo dentro de ella se resistía a dejar ir la confianza que había desarrollado en torno al joven.
Continuó andando calle abajo, sin reaccionar. Llevando los dientes la labio inferior, se empezó a tensar su cuerpo cuando la idea de que él no fuera aparecer la golpeó con dureza en el rostro.
Esa sensación de tensión y decepción que atenazaba cada una de sus extremidades no duró más que el breve lapso del latir de su corazón, pues una mano se posó sobre su hombro, al mismo instante que aquella familiar voz susurraba tras ella, llamándola por el nombre.
Volteando su cuerpo con una sonrisa atravesando fugazmente su tez, se sintió derretir al ver al muchacho, con su vieja cámara entre las manos, completamente arreglada, sin ningún tipo de fractura en su carcasa. Incluso habían desaparecido los golpes que ella misma le había propinado desde que la hubiera conseguido.
Aún con aquella sorpresa, no podía apartar los ojos de los de él, con los que había conectado casi en seguida.
- Es increíble… - Dijo Jung Soo, enrojeciéndose sus mejillas con suavidad. – Te he conocido hoy, y empezaba a lamentar que no me pudiera encontrar contigo, o que te hubieras cansado de esperar y te hubieras marchado. – Se dobló por la mitad, apoyándose la mano en el vientre, respirando profundamente después. Pasaron varios segundos hasta que logró seguir hablando. – Perdona por no avisarte de que llegaría un poco tarde… ¿No escuchabas cómo gritaba tu nombre? Llevo un rato largo corriendo tras de ti.
Ella frunció los labios, sintiéndose incapaz de articular ninguna palabra. Al fin y al cabo, la inesperada presencia de él allí la había confundido mucho, una vez se había hecho a la idea de que no aparecería.
Sintió el impulso de tocar su rostro, para averiguar si era o no una ilusión.
Afortunadamente, se contuvo.
Con una suave inclinación, él depositó la cámara en las manos de ella, quien la recogió con una débil y sincera sonrisa. A punto de articular un escueto gracias, él empezó a hablar, deteniéndola:
- No me lo agradezcas, por favor. Me he portado de una forma horrible contigo hoy. – Acariciándose la nuca con cierta timidez con la que ella no se esperaba encontrar, sus mejillas parecieron tornarse en un tono rubicundo que hizo que él se le antojara más que adorable. – No solamente te destrozo la cámara, sino que prometo llamarte y no lo hago. Si te he causado algún malestar, te pido perdón…
Entrelazó las manos delante de su rostro y se inclinó durante varios segundos.
Ella, tras un duro debatir consigo misma, posó la mano que quedaba libre en uno de los hombros del muchacho, presionando levemente para que se levantara. Luego, cuando tuvo los ojos de él sobre los de ella, susurró:
- No es necesario que te disculpes. – Él parecía contrariado. Ella se sentía, por fin, capacitada para hablar. Aunque, por dentro, todo su ser temblaba. – Has hecho más de lo que otras personas hubieran hecho. Incluso te has presentado aquí. Bien podrías haber tirado la cámara en cuanto me alejé de tu vista, pero aquí estás, pidiéndome perdón por no haberme podido avisar… En serio, no pasa nada.
Sin embargo, él parecía no estar escuchándola, pues su mirada perdida delataba que prestaba atención a algo que a Ina se le escapaba. ¿A qué se debían aquellos ojos tornados, escrutando su rostro? ¿La miraba a ella o contemplaba tras ella?
Y, de repente, la respuesta llegó en forma del suave contacto de seda de la piel de las manos del muchacho sobre las propias. Jung Soo, sin apartar la mirada, con las mejillas sonrojadas, y una expresión incrédula, dijo algo que la marcó intensamente, y que marcaría un nexo entre los dos. No solamente por las palabras en si mismas, ya suficiente mágicas por si solas como para hacerla sentir en una nube durante aquel momento, sino también por la manera en la que las dijo, susurrándolas despacio, sin dejar de mirarla.
Ella palideció de timidez cuando él la tomó de las manos, y luego empezó a temblar notando la mirada de él. Pero se dejó llevar, y bebió de cada una de las palabras que aquel muchacho derramaba sobre ella.
Palabras que, estaba segura, nunca podría, ni querría, olvidar.