You, always. [Cap.1.]

Escritor : Unknown | Hora : 1:01 | Categorías :
Nombre del autor del relato: Daniel.
Twitter: LeonheartTribal
Nombre del relato: You, always.
Tema: Drama, romántico.

-Capítulo 1.-

-Last day.-

Sé lo que dicen tus ojos, esos ojos esmeraldas que tuve el placer de contemplar tantas noches sobre mí, mientras me hacías el amor. Veo miedo en esos ojos, esos ojos que parecían no temer nada nunca, que afrontaban la vida como si, más que un juego, fuera un desafío. Me parecía que incluso había un aire juguetón en tu mirada que, pese a los problemas, jamás decayó.


Y, ahora, frente a mí, amarrándote los cordones de tus zapatos, puedo sentir el temor que te atesora, como si un enemigo prendiera sus dedos alrededor de tu garganta, excento de misericordia. Inútil, te mueves y sacudes, aún sabiendo que no tiene sentido, porque perecerás bajo la atenazante diestra del rival. ¿Es ese miedo el motivo por el que lloras cuando piensas que no miro? ¿Ese es el motivo de las lágrimas que corren ahora mismo por tus mejillas?

Tu equipaje en una esquina del dormitorio que era nuestro. Sin embargo, aún no es el momento de marcharte. Por mi parte, ese momento no llegaría, y no quisiera que mi presencia estimulara tu marcha. Por eso, en la puerta y en silencio admiro tu rostro una vez más, tu cuerpo escondido tras la chaqueta que lo abriga, tus manos suaves, y tus ojos… Aunque llenos de miedo, todavía suspiran amor por mí cuando me miras de soslayo. ¿No hay manera alguna de evitar tu marcha?

Te contemplas en el espejo. Por un momento, creo vislumbrar la semilla del orgullo que tanto te costó levantar en tu rostro, pero desaparece en seguida tal gesto, como un soplo de viento en medio del más intenso huracán. Sufro por ti. He de admitir que yo también tengo miedo. No únicamente por mi propio miedo, sino porque veo que tus fuerzas flaquean. Si siempre has sido más fuerte que yo, ¿cómo voy a serlo ahora, que tú pareces tan débil? Si fuera otra situación, te prestaría mis fuerzas. Pero, en estos momentos, no creo que eso ayudara a ninguno de los dos. Tenemos que ser fuertes, a nuestra manera.

Te vuelves y me observas, entornado esa mirada glauca que me arrebata el corazón. Y, a paso lento, te aproximas al lugar donde me encuentro. Yo desvío la mirada, incapaz de contenerme, pero… Tus dedos suaves toman la curvatura de mi barbilla, obligándome a mirarte.
Y, allá donde una vez hubo felicidad, hoy veo tanta tristeza que mi corazón se encoge en un suspiro. Al miedo se le ha sumado una pena tan inmensa que no puedo retener más las lágrimas, pues siento tu dolor traspasar mi piel a través de tu mano.

Sin esperar más, tus labios se posan sobre los míos. Contengo mi respiración por la sorpresa que supone tan desesperado gesto. Entretanto, tus manos se posan sobre mi estómago, ante lo que siento un extraño espasmo. Y me relajo, me dejo llevar.

Segundos más tardes, el beso termina, mas tus labios se aproximan a mi oreja. Aún lágrimas corren por mis mejillas, pero me mantengo fuerte ante tus palabras, que derrumban mi ser: dijiste que me amabas, que siempre estarías conmigo por lejos que te fueses, y que volverías pronto. No soy capaz de decir nada. Asiento, y te abrazo, suplicando en silencio que te quedes.
Pero no es posible.

En el exterior, una bocina suena. Tiemblo, y en tus ojos se asoma el mismo y trémulo terror. Pero no pareces querer explicarme por qué, por qué tienes miedo.
Me miras y acaricias mi rostro. Un beso más, recoges tu maleta luego y desciendes por las escaleras.
Asomándome a la ventana de la habitación, te veo dirigirte hacia el camión lleno de militares, de nuevos reclutas, que te reclama impacientemente. Te subes a él, lanzando tu mochila al interior.
Por última vez, me diriges la mirada. Me sonríes, suplicándome que tenga tanto valor como estás teniendo tú. Yo, sin poder hacer más, te devuelvo la sonrisa.



¿Volveré a verte algún día?

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