Autor del fic o historia: Daniel.
Twitter: LeonheartTribal.
Nombre del fic o historia: Otra oportunidad.
Tema: Hetero, +18, [Super Junior (Leeteuk x fan.)] , romántico, drama, serie.
-Capítulo 2.-
Sintió que su alma se encogía, como un suspiro emanaba de entre sus labios sin posibilidad de retención. ¿Tal vez fuera su alma tratando de aproximarse a aquel joven de ojos oscuros?
Él la miraba con sincera preocupación y exagerada sinceridad, como si el golpe que le había procurado fuera una ofensa. Tomó las manos de la muchacha entre las suyas, que ella sintió como caricias de seda, y las apretó suavemente mientras configuraba su voz en un idioma que ella pudiera entender.
Sin embargo, no prestó atención a las palabras que el joven proyectaba, pues su semblante perfecto turbaba y confundía los sentidos de la muchacha a un nivel desconcertante, hasta el punto de quedarse atontada contemplándolo. Por un lado, una parte de ella suplicaba que respondiera, que diera muestras de estar prestándole atención. Pero, por otro… Su aún presente niña interior saltaba, cantaba, reía, bailaba… al son de la voz del muchacho, una voz dulce que penetraba en sus oídos como agua de manantial seduciendo la garganta de un sediento. Quería beber de esa voz todo lo que pudiera, aunque las palabras no significasen absolutamente nada.
Además, estaba aquella mirada… Cuántas veces hubiera querido que algún hombre la atravesase con esa intensidad, con aquel semblante intranquilo, como si ella fuera a romperse con el más mínimo movimiento de la brisa. Y, por extraño que pudiera parecer, se sintió segura ante aquella mirada temerosa. Si el viento la fuera a desplazar, cómodamente esperaría a que aquel hombre honesto la recogiera. Y, por la mirada que le profesaba, no dudaba de que haría lo que fuera para que ella no sufriera ningún tipo de daño. Tal y como tomaba sus manos, trazando círculos con los pulgares alrededor de sus nudillos, denotaba que la quería para él, y que cada centímetro de su cuerpo practicaba ansiedad sincera y desmedida por ella.
Aunque, ¿tal vez estuviera imaginando todo aquello?
Y, tras aquella pregunta que el lugar más recóndito de su mente planteó, se deslizó dentro de su mente las palabras del joven, cuya preocupación parecía aumentar por segundos:
- ¿Estás bien? – Su acento vacilante le afirmaba que el muchacho no estaba acostumbrado a hablar en ese idioma. – Perdona, iba con prisa y no me he fijado en que descendías del autobús.
- No… no pasa nada…
Ella, aún turbada, no supo qué más responder. Le dolía un poco el hombro, en el lugar donde había sido golpeada. Y recordaba que algo había sonado ha roto en el interior de la mochila, pero le restó importancia al asunto.
Había sido un accidente, y tampoco quería que él se humillase, como parecía a punto de hacer.
- No, de verdad… No entiendo cómo no te he visto. – Indicó la mochila con un gesto de su barbilla. – ¿Has mirado que esté todo bien? De verdad, lo siento.
Reparando en ello y accediendo a su petición, retiró las manos de las de él, y procedió a apoyar su mochila en el suelo, para abrirla luego y explorar su interior.
Confirmando las sospechas, el objetivo de la cámara fotográfica estaba roto, completamente. Y no sólo eso, sino también las gafas de sol que utilizaba de vez en cuando, sueltas en el interior de la mochila. Uno de los cristales estaba partido.
- No… Lo siento muchísimo, en serio. – Murmuró él, rápidamente, al ver lo que había hecho. Ella le restó importancia con la mano.
- No pasa nada, yo también debería haber tenido cuidado.
- No, no. Es mi culpa. Déjame que te recompense.
- No es necesar…
Sin embargo, él ya estaba dándose la vuelta y retirando su propia mochila de la espalda. De ella, sacó un trozo de papel, un bolígrafo y un teléfono móvil. Rápidamente, tendió ante la joven el papel y el bolígrafo, agachando la cabeza, como si pretendiera no apartarse hasta que ella los tomara.
- ¿Podrías escribir aquí tu número de teléfono y tu nombre? – La sonrisa, a modo de disculpa, que le dedicó le enterneció el corazón. – Te pediría que lo dijeras en voz alta para marcarlo en mi móvil… Pero aún no me manejo del todo bien con los números en este idioma.
Asintiendo, la muchacha escribió con rapidez su número, anotando debajo Ina. Él lo tomó, y fue anotándolo en el móvil.
Un instante más tarde, el teléfono de la muchacha sonó, con una melodía que hizo al joven sonreír… Aunque no dijo nada.
- Siento de verdad esto, pero voy con algo de prisa y no puedo compensarte ahora por la cámara. Pero prometo llamarte en una hora y darte una nueva, como la que te he roto. Tienes mi número. Me llamo Jung Soo.
Lo sé, pensó ella.
- Tú te llamas… In… Ina, ¿no? – Ella asintió de nuevo, sintiéndose mortalmente idiota por no poder mencionar la más mínima palabra. – Como adelanto, aquí tienes esto.
Y, del interior de la mochila, sacó unas gafas de sol, que depositó en las manos de ella. En una de las patillas, se podían leer las iniciales LT.
- Quédatelas, por las gafas que te he roto. Te devolveré la cámara, ¿vale? – Él hizo otra reverencia, tras guardar el papel, el bolígrafo y el móvil. – Siento todo esto. Perdóname.
- No te preocupes, no es necesario que…
- No, no. Te compensaré. – Él se disculpó de nuevo, girándose después y caminando en la dirección contraria. – Espera mi llamada dentro de una hora.
Y, sin poder creerlo, se quedó observando como él se alejaba rápidamente de la estación de autobús.
Su nombre, las iniciales en las gafas de sol que contemplaba atónita… Sus ojos, sus manos… Todo era demasiado perfecto para ser real.
Nadie la iba a creer más tarde.
La cámara ya no le preocupaba nada, pues había vivido un sueño más allá del dormitorio.
Como pensaba, aquel iba a ser un gran día…
Twitter: LeonheartTribal.
Nombre del fic o historia: Otra oportunidad.
Tema: Hetero, +18, [Super Junior (Leeteuk x fan.)] , romántico, drama, serie.
-Capítulo 2.-
Sintió que su alma se encogía, como un suspiro emanaba de entre sus labios sin posibilidad de retención. ¿Tal vez fuera su alma tratando de aproximarse a aquel joven de ojos oscuros?
Él la miraba con sincera preocupación y exagerada sinceridad, como si el golpe que le había procurado fuera una ofensa. Tomó las manos de la muchacha entre las suyas, que ella sintió como caricias de seda, y las apretó suavemente mientras configuraba su voz en un idioma que ella pudiera entender.
Sin embargo, no prestó atención a las palabras que el joven proyectaba, pues su semblante perfecto turbaba y confundía los sentidos de la muchacha a un nivel desconcertante, hasta el punto de quedarse atontada contemplándolo. Por un lado, una parte de ella suplicaba que respondiera, que diera muestras de estar prestándole atención. Pero, por otro… Su aún presente niña interior saltaba, cantaba, reía, bailaba… al son de la voz del muchacho, una voz dulce que penetraba en sus oídos como agua de manantial seduciendo la garganta de un sediento. Quería beber de esa voz todo lo que pudiera, aunque las palabras no significasen absolutamente nada.
Además, estaba aquella mirada… Cuántas veces hubiera querido que algún hombre la atravesase con esa intensidad, con aquel semblante intranquilo, como si ella fuera a romperse con el más mínimo movimiento de la brisa. Y, por extraño que pudiera parecer, se sintió segura ante aquella mirada temerosa. Si el viento la fuera a desplazar, cómodamente esperaría a que aquel hombre honesto la recogiera. Y, por la mirada que le profesaba, no dudaba de que haría lo que fuera para que ella no sufriera ningún tipo de daño. Tal y como tomaba sus manos, trazando círculos con los pulgares alrededor de sus nudillos, denotaba que la quería para él, y que cada centímetro de su cuerpo practicaba ansiedad sincera y desmedida por ella.
Aunque, ¿tal vez estuviera imaginando todo aquello?
Y, tras aquella pregunta que el lugar más recóndito de su mente planteó, se deslizó dentro de su mente las palabras del joven, cuya preocupación parecía aumentar por segundos:
- ¿Estás bien? – Su acento vacilante le afirmaba que el muchacho no estaba acostumbrado a hablar en ese idioma. – Perdona, iba con prisa y no me he fijado en que descendías del autobús.
- No… no pasa nada…
Ella, aún turbada, no supo qué más responder. Le dolía un poco el hombro, en el lugar donde había sido golpeada. Y recordaba que algo había sonado ha roto en el interior de la mochila, pero le restó importancia al asunto.
Había sido un accidente, y tampoco quería que él se humillase, como parecía a punto de hacer.
- No, de verdad… No entiendo cómo no te he visto. – Indicó la mochila con un gesto de su barbilla. – ¿Has mirado que esté todo bien? De verdad, lo siento.
Reparando en ello y accediendo a su petición, retiró las manos de las de él, y procedió a apoyar su mochila en el suelo, para abrirla luego y explorar su interior.
Confirmando las sospechas, el objetivo de la cámara fotográfica estaba roto, completamente. Y no sólo eso, sino también las gafas de sol que utilizaba de vez en cuando, sueltas en el interior de la mochila. Uno de los cristales estaba partido.
- No… Lo siento muchísimo, en serio. – Murmuró él, rápidamente, al ver lo que había hecho. Ella le restó importancia con la mano.
- No pasa nada, yo también debería haber tenido cuidado.
- No, no. Es mi culpa. Déjame que te recompense.
- No es necesar…
Sin embargo, él ya estaba dándose la vuelta y retirando su propia mochila de la espalda. De ella, sacó un trozo de papel, un bolígrafo y un teléfono móvil. Rápidamente, tendió ante la joven el papel y el bolígrafo, agachando la cabeza, como si pretendiera no apartarse hasta que ella los tomara.
- ¿Podrías escribir aquí tu número de teléfono y tu nombre? – La sonrisa, a modo de disculpa, que le dedicó le enterneció el corazón. – Te pediría que lo dijeras en voz alta para marcarlo en mi móvil… Pero aún no me manejo del todo bien con los números en este idioma.
Asintiendo, la muchacha escribió con rapidez su número, anotando debajo Ina. Él lo tomó, y fue anotándolo en el móvil.
Un instante más tarde, el teléfono de la muchacha sonó, con una melodía que hizo al joven sonreír… Aunque no dijo nada.
- Siento de verdad esto, pero voy con algo de prisa y no puedo compensarte ahora por la cámara. Pero prometo llamarte en una hora y darte una nueva, como la que te he roto. Tienes mi número. Me llamo Jung Soo.
Lo sé, pensó ella.
- Tú te llamas… In… Ina, ¿no? – Ella asintió de nuevo, sintiéndose mortalmente idiota por no poder mencionar la más mínima palabra. – Como adelanto, aquí tienes esto.
Y, del interior de la mochila, sacó unas gafas de sol, que depositó en las manos de ella. En una de las patillas, se podían leer las iniciales LT.
- Quédatelas, por las gafas que te he roto. Te devolveré la cámara, ¿vale? – Él hizo otra reverencia, tras guardar el papel, el bolígrafo y el móvil. – Siento todo esto. Perdóname.
- No te preocupes, no es necesario que…
- No, no. Te compensaré. – Él se disculpó de nuevo, girándose después y caminando en la dirección contraria. – Espera mi llamada dentro de una hora.
Y, sin poder creerlo, se quedó observando como él se alejaba rápidamente de la estación de autobús.
Su nombre, las iniciales en las gafas de sol que contemplaba atónita… Sus ojos, sus manos… Todo era demasiado perfecto para ser real.
Nadie la iba a creer más tarde.
La cámara ya no le preocupaba nada, pues había vivido un sueño más allá del dormitorio.
Como pensaba, aquel iba a ser un gran día…