Autor del fic o historia: Daniel.
Twitter : @LeonheartTribal
-Capítulo 2.-
¿Por qué demonios todo está del revés?
Hoy, me duele imaginarte con él
Por más que lo intenté, y que lo intento,
Me haría falta nacer mil veces más para olvidarte.
Aún así, estarías en mí...
Llena la libreta de mil versos, no podía dejar de pensar en todo lo sucedido durante el día anterior. A pesar de la cariñosa bienvenida de la madre de su amigo y de la generosa cena que más tarde preparó, no podía apartarla de su mente. Todo lo sucedido aún torturaba su mente.
Sintió que no podía hacer nada, absolutamente nada, por evitar que el torrente de emociones que inundaba su corazón, y que amenazaban por salir en forma de lágrimas.
Alguien tocó varias veces en la puerta de su habitación, que la madre de U-Kwon tan bien había preparado para él.
- Pasa, U-Kwon. - Murmuró, mientras se concentraba de nuevo en la libreta que tenía delante.
- ¿Cómo sabías que era yo? - Inquirió su amigo, entrando en la habitación y dejando la puerta ligeramente entreabierta tras él.
- Tu manera de tocar es única. - Respondió Zico, sonriendo, escribiendo de nuevo en la libreta.
He inventado mil razones para olvidarte
He luchado con mis ganas para no llamarte
No dejaré de amarte
Aunque estés con él...
- No te hará ningún bien escribir ese tipo de cosas. - U-Kwon cogió la libreta de Zico y la lanzó a un lado de la habitación. Luego, levantó a su amigo de la silla y lo empujó hacia fuera del dormitorio. - ¡Tienes que salir de casa, Zico! ¡Relacionarte!
- Necesito escribir. Es la única manera que tengo de...
- ¿De dejar salir todo lo que tienes dentro? No funciona así, Zico. - Cerró la puerta de la habitación tras él, señalándole las escaleras que descendían hasta el piso inferior. - Tienes que... intentar desconectar, no encerrarte en el dormitorio y escribir letras de amor.
Aunque en el fondo sabía que tenía razón, ¿por qué las palabras de su amigo no surtían efecto en él? ¿Por qué no entendía que esa era la mejor solución, darle la espalda a todo y... vivir? Fuera del yugo de la que fuera su amor, recién llegado él a Corea, era tiempo de olvidar y volver a empezar.
Aunque no sabía si sería capaz.
Una vez se encontraban en el piso inferior, U-Kwon se dirigió al salón principal de la casa para hablar con su madre, mientras Zico esperaba en el recibidor, calzándose los zapatos. En ese instante, reparó en sus nudillos. Había estado escribiendo durante mucho tiempo, pero no se había dado cuenta de que unas pequeñas vendas cubrían las heridas que se había hecho el día anterior. Las observó. Estaban cuidadosamente pegadas a su piel, y ni siquiera le molestaban al mover los dedos.
U-Kwon se unió a él, poniéndose sus propios zapatos. Zico le mostró la mano:
- ¿Desde cuándo tengo las vendas? - U-Kwon rió suavemente, indicando el salón con un gesto.
- Mi madre. No mencionó tus heridas durante la cena, pero te las puso en cuanto te dormiste. Ella... - Suspiró, levantándose y tomando su abrigo. - Bueno, digamos que la ha afectado verte así. Dice que has perdido el brillo de tus ojos, la alegría que tenías la última vez que te vio.
Reflexionando sobre las palabras de aquella mujer, Zico y U-Kwon salieron al exterior. A ambos les costó ver de lejos, pues la bruma previa al amanecer aún paseaba libremente por las calles. El sol todavía no había amanecido, y, teniendo en cuenta la oscuridad del cielo que alcanzaran a ver, tardaría en hacerlo.
- U-Kwon.. ¿Qué hora es?
- Las seis de la mañana. Sé que es pronto, pero tenemos que aprovechar el día. Al final de la tarde, procuraré que sonrías o que estés tan agotado que no puedas pensar en nada.
- ¿Y cuál va a ser el plan?
U-Kwon no dijo nada. Simplemente, sonrió y se echó a caminar calle abajo, por aquella zona residencial.
Curioso ante tanto misticismo, Zico le siguió, sin decir nada más.
El día prometía.
Y, ante todo, estaba dispuesto a olvidarla.
Twitter : @LeonheartTribal
Nombre del fic o historia: Wake me up.
Tema : Hetero, +18 , Block B [Zico x Fan] , drama, mini-serie.
-Capítulo 2.-
¿Por qué demonios todo está del revés?
Hoy, me duele imaginarte con él
Por más que lo intenté, y que lo intento,
Me haría falta nacer mil veces más para olvidarte.
Aún así, estarías en mí...
Llena la libreta de mil versos, no podía dejar de pensar en todo lo sucedido durante el día anterior. A pesar de la cariñosa bienvenida de la madre de su amigo y de la generosa cena que más tarde preparó, no podía apartarla de su mente. Todo lo sucedido aún torturaba su mente.
Sintió que no podía hacer nada, absolutamente nada, por evitar que el torrente de emociones que inundaba su corazón, y que amenazaban por salir en forma de lágrimas.
Alguien tocó varias veces en la puerta de su habitación, que la madre de U-Kwon tan bien había preparado para él.
- Pasa, U-Kwon. - Murmuró, mientras se concentraba de nuevo en la libreta que tenía delante.
- ¿Cómo sabías que era yo? - Inquirió su amigo, entrando en la habitación y dejando la puerta ligeramente entreabierta tras él.
- Tu manera de tocar es única. - Respondió Zico, sonriendo, escribiendo de nuevo en la libreta.
He inventado mil razones para olvidarte
He luchado con mis ganas para no llamarte
No dejaré de amarte
Aunque estés con él...
- No te hará ningún bien escribir ese tipo de cosas. - U-Kwon cogió la libreta de Zico y la lanzó a un lado de la habitación. Luego, levantó a su amigo de la silla y lo empujó hacia fuera del dormitorio. - ¡Tienes que salir de casa, Zico! ¡Relacionarte!
- Necesito escribir. Es la única manera que tengo de...
- ¿De dejar salir todo lo que tienes dentro? No funciona así, Zico. - Cerró la puerta de la habitación tras él, señalándole las escaleras que descendían hasta el piso inferior. - Tienes que... intentar desconectar, no encerrarte en el dormitorio y escribir letras de amor.
Aunque en el fondo sabía que tenía razón, ¿por qué las palabras de su amigo no surtían efecto en él? ¿Por qué no entendía que esa era la mejor solución, darle la espalda a todo y... vivir? Fuera del yugo de la que fuera su amor, recién llegado él a Corea, era tiempo de olvidar y volver a empezar.
Aunque no sabía si sería capaz.
Una vez se encontraban en el piso inferior, U-Kwon se dirigió al salón principal de la casa para hablar con su madre, mientras Zico esperaba en el recibidor, calzándose los zapatos. En ese instante, reparó en sus nudillos. Había estado escribiendo durante mucho tiempo, pero no se había dado cuenta de que unas pequeñas vendas cubrían las heridas que se había hecho el día anterior. Las observó. Estaban cuidadosamente pegadas a su piel, y ni siquiera le molestaban al mover los dedos.
U-Kwon se unió a él, poniéndose sus propios zapatos. Zico le mostró la mano:
- ¿Desde cuándo tengo las vendas? - U-Kwon rió suavemente, indicando el salón con un gesto.
- Mi madre. No mencionó tus heridas durante la cena, pero te las puso en cuanto te dormiste. Ella... - Suspiró, levantándose y tomando su abrigo. - Bueno, digamos que la ha afectado verte así. Dice que has perdido el brillo de tus ojos, la alegría que tenías la última vez que te vio.
Reflexionando sobre las palabras de aquella mujer, Zico y U-Kwon salieron al exterior. A ambos les costó ver de lejos, pues la bruma previa al amanecer aún paseaba libremente por las calles. El sol todavía no había amanecido, y, teniendo en cuenta la oscuridad del cielo que alcanzaran a ver, tardaría en hacerlo.
- U-Kwon.. ¿Qué hora es?
- Las seis de la mañana. Sé que es pronto, pero tenemos que aprovechar el día. Al final de la tarde, procuraré que sonrías o que estés tan agotado que no puedas pensar en nada.
- ¿Y cuál va a ser el plan?
U-Kwon no dijo nada. Simplemente, sonrió y se echó a caminar calle abajo, por aquella zona residencial.
Curioso ante tanto misticismo, Zico le siguió, sin decir nada más.
El día prometía.
Y, ante todo, estaba dispuesto a olvidarla.