Autora del fic o historia: Sandra.
Twitter : @Aonlything
Nombre del fic o historia: Don't worry little baby.
Tema : Hetero, MYNAME ( MYNAME x Fan), +18.
-Capítulo 4.-
-¡¿Putada?! – Preguntaron al unísono mirándome sorprendidos,
me reí nerviosamente y carraspee haciéndome la loca.
-¿Piensas que nos importa lo que la gente como los profesores
piensa de nosotros? –Repuso entonces Insoo, mirándome con cierta diversión y
chasqueo la lengua negando.- No tienes ni idea. Ellos pueden pensar lo que
quieran, nosotros sabemos la verdad y estamos bien con nuestra conciencia.- Se
inclinó sobre la silla consultando su móvil como si ese asunto no tuviese nada
que ver con él.
-Claro que os importa sino no montaríais el jaleo que habéis
montado ni os molestaría tanto. Así que tenéis dos opciones o me ayudáis a
averiguar lo que pasa o dejáis que os sigan culpando de cosas que vosotros no
habéis hecho. Es cosa vuestra, por mi parte yo voy a investigar hasta dar con
los culpables.
No hubo respuesta, cada uno se puso a lo suyo como si nada
pasase, suspiré negando con la cabeza, no sabían lo que era defender su honor.
Cogí la lista de alumnos y le eché un ojo a los nombres del grupo “acusado en
cuestión”. Seyong, JunQ, Chaejin, Insoo, Gunwoo. Les miré divertida...eran
estrafalarios hasta decir basta y parecían estar resentidos con el mundo pero
lo que si tenía claro es que habían forjado una relación bastante profunda y
fuerte, pues en ningún momento habían flaqueado frente al Jefe de estudios
Bang. Al menos, tenían un buen sentido de la amistad, eso decía mucho de ellos.
-Chicos no arméis jaleo, voy a salir un momento, poneos a
repasar inglés que os hace falta. – Cogí el bolso y salí de allí como una
exhalación, dispuesta a encontrar a los supuestos testigos pertenecientes a 2º
A.
Estuve una media hora hablando con los chicos de ese curso y
ninguno parecía soltar prenda pero al igual que en 3ºA, pero allí había algo
raro. Salí del aquella aula algo frustrada, agradeciendo a Hyo Sun, la
profesora de matemáticas que me cediese aquel tiempo de su clase. Me vendría
bien un café así que puse rumbo a una de las maquinas de los pasillos. Estaba
allí plantada, metiendo las monedas en la maquina notaba que alguien me
observaba pero... como explicarlo, era una sensación espeluznante. Miré
discretamente a los lados, divisando una sombra de alguien que había huido al
ser descubierto. Me removí incomoda e intenté desterrar esa mala sensación que
se había alojado en mi estómago.
-P-profesora, yo podría decirle algo.- El susurro tímido de
aquella voz femenina por un momento casi hace que me de un infarto. Me giré y
vi a la chica que parecía bastante asustada también.
-Dios, chica casi me produces un infarto. ¿Qué es lo que
sabes? – Ella miro a los lados como queriéndose asegurar de que nadie nos
observaba.
-Oí al presidente de clase hablar sobre enseñarle una
lección a esos de 3ºA. Por lo que tengo entendido, van a hacer algo más y yo
que usted tendría cuidado.- Me miró preocupada y poso una mano en mi
brazo.- Él no estaba muy contento con
que usted removiese el asunto, puede que los de 3ºA parezcan malos pero...hay
peores lobos disfrazados de ovejas entre los alumnos brillantes.- La observé
agradecida y pose la mano en su cabeza. Ella me miró y una sonrisa ilumino su
rostro aún algo empañado por el miedo.
-Me alegra saber que hay gente autentica aquí, si tienes
cualquier problema no dudes en llamarme. –Saque un boli de mi bolso y mi agenda
para coger un pedazo de papel donde le apunté mi numero.- Puedes llamar a la
hora que quieras.- Ella me miró sorprendida y asintió antes de despedirse con
una reverencia y marcharse por donde había venido.
Así que el presidente de la clase 2ºA era el lobo disfrazado
de ovejita...cogí mi café de la maquina y me encamine nuevamente a clase. Iba
metida en mis pensamientos, tanto que no me percaté de que alguien salía del
aula hasta que me choqué derramando el café sobre mi suéter.
-¡LA
MADRE QUE TE PARIO!... DIOS, COMO QUEMA LA MIERDA ESTA.- Seguí soltando tacos dedicando entonces una
mirada asesina a la persona con la que había chocado. Mi sorpresa fue ver a un
perplejo Chaejin manchado también de café. Hice una mueca, contaba con que podría relajarme y pensar en un plan
ya que a los chicos les tocaba educación física...- Ergh...- Me reí de forma
nerviosa y le cogí del brazo arrastrándole dentro y cerrando la puerta.-
Perdona Chaejin, iba distraída y siento el lenguaje.- Seguí sin recibir
respuesta por lo que suspiré y me saqué el suéter, debajo del cual llevaba una
camiseta blanca sin mangas algo ajustada. Iba a pasar frío mientras se secaba
el suéter pero...no me quedaba otra.- ¿Qué haces aquí?
-¿Has averiguado algo? –Murmuró mientras me observaba. Sentí
que reparaba en Chaejin por primera vez. Era el más callado, solía pasar
desapercibido, de echo era la primera vez que oía su voz. Una voz bonita,
profunda y masculina. Sonreí ligeramente mientras el se apoyaba contra mi mesa.
-Puede que sí, deberíais moveros vosotros, sois alumnos os
será más fácil para averiguar la verdad.- Hizo una mueca pensativa.- No quiero
decir que me vaya a rendir tan fácilmente pero quizás vosotros contéis con
fuentes de información, mejores que las
mías.- Me estremecí ligeramente pues estábamos en septiembre, hacia frío y yo
estaba ahí plantada en camiseta sin mangas, olé yo.
-Eres extraña.- Le oí murmurar antes de que se quitase su
chaqueta y me la colocase sobre los hombros. Alce la vista hacia él y le vi
alejarse hacia su pupitre, era un gesto de lo más tierno...Me coloque su
chaqueta y fui a sentarme frente a él.
-¿Yo soy extraña? – Apoye el codo en el respaldo del asiento
y dejé descansar la mejilla sobre la palma de mi mano, mirándole.- Solo me
preocupo por mis alumnos, al igual que tu te preocupas por tus amigos.-
-Eres extraña al arriesgar demasiadas cosas por personas a
las que se considera “escoria”. Además tu preocupación no es que convenza a
nadie. No eres la primera que intenta dárselas de buena. La gente no siempre es
lo que aparenta, así que tampoco pienso permitir que los perjudiques.- Lo
espetó con tal decisión y seriedad, que me dejo estupefacta. ¿Acaso aquel
muchacho, callado y que nunca parecía poner interés sentía una vena
paternalista para con sus amigos?
-¿Me estás diciendo que no quieres que los decepcione?...Yo
jamás os traicionaría. Para mi enseñar no es tan simple como que mis alumnos
aprueben las notas, quiero que sepáis desenvolveros en el mundo y podáis ser
capaces de dejar atrás vuestras malas etapas para forjarse un buen futuro y
buenas relaciones. -Él me miró receloso y algo sorprendido, no pude añadir más
pues oí la sirena que avisaba de que la
hora ya había terminado. Me incorporé dejando el lugar, tenía muchas cosas que
averiguar.