One chance. [Cap. 15.]

Escritor : MaiMyst | Hora : 5:58 | Categorías :
Autora del fic o historia: Maite.
Twitter : @Mai_seo94
Nombre del fic o historia: One Chance.
Tema : Hetero, +18 , fanfic [Zico x Fan, U-Kwon x Fan, Top x Fan.], Block B, serie.


 -Capítulo 15.-

Después de pasarme más de media hora intentando alejarlos del grupo para hablar con ellos, los di por perdidos, ya tendría más días para intentar convencerlos.
Fui nadando hacia el pequeño islote artificial que había en la piscina, pero justo cuando fui a subir sobre él, alguien tiró de mi pie.
Me giré y Zico salió a la superficie.
-Tengo que hablar contigo.-


Me dijo mirándome seriamente, mientras yo volvía a intentar subir sobre el islote.

-Yo contigo no.-

Me tumbé boca arriba sobre aquel islote mientras se lo decía.
Aquella roca no era muy grande, así que dejé que mis piernas tocaran el agua. Cerré los ojos, dejando que el sol diera en todo mi cuerpo.

-Me importa un bledo que tú no quieras hablar.-

Oí como que alguien chapoteaba. Giré mi rostro y abrí los ojos.

-Que me dejes en paz. –

Vi como Zico intentaba subir también, pero al ver que no íbamos a caber los dos, simplemente posó sus brazos sobre la roca, apoyando después su cabeza sobre ellos.

-Pues entonces te molestaré.-

Resoplé y negué con suavidad, volviendo a cerrar los ojos.

-¿Aún más?  ¿Es eso posible?

Oí una como Zico reía con suavidad, cosa que sin saber porque me hizo sonreír.

-Rubia, déjame sitio ahí también, quiero coger sol. –

Dijo posando una mano en mi cintura, empujándome.

-Olvídate, si quieres coger sol ve a una hamaca, este lugar es mío, haberlo encontrado antes.-

Le dije sin mirarle, posé mi mano sobre la suya, intentando quitarla, pero sentí como la cogía.
Giré nuevamente mi rostro y le miré.

-Que no te voy a dar el islote, es mío.-

-¿A sí? –

Me soltó la mano y vi como subía sobre el islote. Pero claro, se subió y como no había sitio se dejó caer horizontalmente sobre mí , aplastándome.

-Quita, que pesas. –

Le dije apoyando mis manos en su cintura, empujándolo, pero apenas se movía.

-No, ahora el islote y tú sois míos. –

Dijo aferrándose a mí cintura y al islote.
Noté como me sonrojaba un poco, no estaba acostumbrada a que dijeran cosas así, aunque fuera solo para molestarme.

-Quita, quita, que te regalo el islote. –

-Que no, ahora por lista ambos sois míos… Pero, espera. –

Giró su rostro y me sonrió maliciosamente.

-Pero si tú hoy eras mi sirvienta. Me había olvidado.-

Mierda. Yo también me había olvidado.
Le seguí empujando, para así poder escapar, pero fue en vano, ya que él seguía aferrado a mi cintura.

-Eh… Quiero nadar, déjame salir de aquí. Venga, que estás gordo. –

Rio con suavidad y negó.
Puse morros, girando mi rostro, sin dejar de intentar empujarlo.

-Venga… Pero te dejo veinte segundos para que escapes.-

Se levantó un poco y como pude intenté escapar, hasta que por fin pude sentarme en el bordillo, pero Zico me impidió bajar de ahí, ya que en un rápido movimiento agarró mi cintura con su brazo.

-Déjame irme. Por favor.-

Le dije suspirando, apoyando mis manos en el bordillo de la roca.

-No, te jodes, por lo de esta mañana. Y hasta donde yo sé las sirvientas no se quejan. –

-¿Qué tengo que hacer para que me dejes en paz? –

Giré mi rostro y lo miré seria.

-Bésame. –

Abrí los ojos como platos, pero se me ocurrió una idea.
Me acerqué a su rostro y posé mis labios en su mejilla, dejándole un beso sonoro.

-Ala, ahí tienes tu beso. –

Me miró alzando las cejas.

-Si es en la mejilla que sean dos más.-
Posó su dedo en su mejilla, dándole golpecitos.
Suspiré y me volví a acercar. Si eso haría que me dejara en paz lo iba a hacer.
Eran solo unos besos en la mejilla. Me acerqué nuevamente a él y cuando le fui a posar mis labios sobre su mejilla. Giró su rostro. Haciendo que nuestros labios se juntaran.  Abrí los ojos de par en par. Y cuando pude reaccionar, él me cogió del cuello, impidiéndome alejarme. Me miraba fijamente a los ojos y eso hizo que me sonrojara.
Cerró sus ojos y movió ligeramente su cabeza hacia un lado, empezando a mover un poco sus labios. Que por mucho que quisiera ocultar, eran muy apetecibles a la vista. Y en ese momento me di cuenta que aún eran más apetecibles al tacto. Después de pelear unos segundos más, decidí rendirme ante sus labios.

google+

linkedin

1 Opiniones~:

Tulis Opiniones~
avatar
Anónimo
Admin
1 de marzo de 2014, 1:41

Waaaaa!! Bellisimo

Reply