Moonlight. [Cap.4.]

Escritor : MaiMyst | Hora : 23:57 | Categorías :


Autora del fic o historia: Maite.

Twitter : @Mai_seo94
Nombre del fic o historia: Moonlight.
Tema : Hetero, +18 , fanfic [GD x Fan], BIGBANG, fantasía, serie.


-Capítulo 4.-

Miré mi reloj y vi que mi perdición había llegado, ya eran las siete.
Suspiré y me levanté de la silla, cogiendo mi bolso. Salí de lo que era mi oficina y me encaminé hacia las escaleras, pero por un momento me detuve, me giré y fui hacia la sala que estaba al lado, que era la del director, toqué la puerta y oí como una voz decía desde el otro lado.


-Pase. –


Entré y le comenté – Director, ¿necesita algo más? – Lo vi que estaba jugueteando con una consola que parecía ser una DS, algo que se me hacía muy raro, ya que no parecía que jugara a eso.
 

Él levantó su rostro, con una suave sonrisa, negando. Supongo que era porque estaba entretenido con el juego.


-Bueno, entonces me retiro.  Hasta mañana. – Le hice una reverencia y cerré la puerta.
Volví a encaminarme hacia las escaleras y las bajé lentamente, no tenía prisa alguna. Salí de la biblioteca sin despedirme de nadie, no tenía ganas y me dirigí hacia el metro, seguro que estaría como siempre, lleno de borrachos.


Ya en el metro, sentada en uno de los muchos asientos vacíos, esperando llegar a mi destino, me puse mis cascos, empezando a escuchar música, para que así se me hiciera el viaje menos pesado. Pero de poco sirvió ya que uno de los ejecutivos borrachos se sentó al lado mío y se estaba quedando dormido, cayéndose sobre mi hombro, suspiré y le empujé con suavidad, para que me dejara en paz.
Aún quedaban unas tres paradas para llegar, y en ninguna de ellas entró gente, solo salía, por suerte llegó mi parada y yo también bajé, algo apurada.
Salí del metro y me dirigí hacia el exterior, con la intención de coger un taxi.
Tuve que esperar unos cinco minutos para que apareciera uno vacío y cuando por fin iba a entrar, una pareja me apartó y entró, dejándome a mí con los ojos como platos, sin entender que había pasado. Suspiré y por un momento había pensado en volver caminando, pero en cuanto pensé eso, imágenes de la noche anterior se me pasaron por la cabeza.
 
Ya se estaba haciendo tarde, así que aprovechando de que no venía ningún taxi y de que no tenía nada en casa, me dirigí a un 24H que estaba al lado del metro. Entré y simplemente cogí unos cuantos botes con ramen, ya compraría al día siguiente algo más, por ahora podía sobrevivir con eso. Pagué y salí.
 
No tardó más de dos minutos en aparecer un maldito taxi por fin. Entré y le di mi dirección.

Por fin llegué a mi edificio y le pagué al taxista, dirigiéndome a toda velocidad hacia el portal, para entrar, creía que iba a estar ahí aquel hombre pero por suerte ni una mosca apareció. Cerré la puerta del portal y subí las escaleras más tranquila, hasta llegar a mi piso. Abrí la puerta y encendí la luz, todo estaba normal, respiré con tranquilidad y cerré la puerta.  Caminé por el pasillo hasta la pequeña sala, para dejar el ramen en la mesa, pero cuando llegué a ella vi a un hombre sentado en mi sillón sonriéndome.


-Hola, hija de puta. – Era el hombre de la noche anterior y estaba sentado en mi sofá, sonriéndome, enseñándome sus colmillos.
 
No me lo había esperado, ¿cómo había entrado en mi casa?, ¿cómo no había notado que había alguien ahí? Me quedé un par de segundos en shock, hasta que reaccioné y me giré y corrí hacia la puerta, pero antes de que pudiera abrirla, noté que alguien estaba detrás de mí, alcé la vista y vi que había un brazo que me impedía abrir la puerta. Empecé a llorar y me dejé caer de rodillas, estaba aterrorizada. No sabía qué hacer y no podía huir de ahí.
Oí como repentinamente el hombre soltaba una corta carcajada.


-Malditos humanos, os asustáis con nada, por eso os tengo tanto asco. – Me cogió del pelo y tiró de él, haciéndome levantar y girándome, para que así le pudiera ver.
 
Volvía a tener los ojos negros como la noche, pero esta vez me fijé en más facciones de su rostro, parecía tener un poco de barba, como si llevara dos días sin afeitarse y tenía el pelo se un rojo oscuro.


Acercó su rostro hacía mi oído y susurró -Esta vez no escaparás de aquí, ¿entendido? Y 
más te vale no cabrearme más si no quieres que te destroce.-
 
Tragué saliva, asentí, tenía miedo de hacer cualquier cosa, tenía miedo de que me matara, así que preferí seguir las instrucciones.


-Así me gusta, que te portes bien, como un perro. – Tiró más de mi pelo, llevándome hacia el salón, hasta estar en la sala, creí que me tiraría sobre el sillón, pero de un golpe seco me puso contra la pared, cogiéndome con una de las manos ambas muñecas, con un movimiento tan rápido que era imposible que una persona normal lo hiciera. Me miró de arriba abajo  y se relamió el labio superior.


-Hm, parece que hoy tendré una buena comida. – Con su mano libre empezó a desabrocharme la camisa de botones que tenía, quería gritar, pero, ¿para qué? Si lo hacía lo único que conseguiría era que me matara, así que me mordí la lengua para no gritar.
Paró de desabrocharme la camisa justo cuando ya se podía ver mi sujetador, cerré los ojos y giré mi rostro. Noté como cada vez sentía su respiración más cerca de mi pecho, pero justo cuando parecía que iba a morderme. Sonó el timbre. Abrí los ojos y grité.


-¡AYUDA! ¡POR FAVOR!- Me intenté escapar pero fue en vano, ya que seguía pegada a la pared, por culpa de ese hombre.
 
El hombre gruño y dijo. –Ahora por tu culpa morirá otro sucio humano aparte de ti. – Me soltó y repentinamente apareció en la puerta. Yo me quede perpleja, quería moverme, pero sabía que si lo hacía, el hombre aparecería detrás de mí y no tendría tiempo de nada. Él abrió la puerta y de repente lo vi pegado en la pared, con una mano en el cuello, miré quien le había hecho eso al hombre y vi a alguien con una capucha, empezándole a hablar.


- Ya te he dicho que este es mi puto territorio, te di un día para que desaparecieras y lo único que veo es que estás jugueteando con una puta humana, lárgate a buscarte un puto territorio o si no te ato a una piedra y te tiro al fondo del mar, para que mueras una y otra vez. ¿Entendido? – Esa voz me sonaba, la verdad es que demasiado. Me agarré la camisa, me levanté y caminé rápido pero con sigilo hacia la cocina. Cuando llegué a ella rebusqué con rapidez un cuchillo afilado. Lo encontré con rapidez y lo cogí. Sonreí con suavidad, pero eso duró poco, ya que cuando me fui a girar, alguien me cogió de la mano en la que sostenía el cuchillo.


-Más te vale soltarlo, humana. – Me dijo aquella persona con aquella voz que tanto me sonaba.
 
Volví a empezar a llorar y solté el cuchillo, dejando que cayera sobre la encimera.


-Así me gusta. Ahora, te mataré, has visto demasiado y puedes irte de la lengua, pero antes quiero ver por qué ese repugnante no se ha ido cuando yo se lo he ordenado. – Dijo aquella persona, tan tranquilamente.
 
Sentí como unas manos, algo calientes y húmedas tocaban mi barbilla, haciendo girar mi rostro. Cerré mis ojos, sin dejar de llorar.


-¿Qué haces tú aquí? – Susurró el hombre.
 
Abrí los ojos y cuando vi su rostro, solo pude decir.
 
-¿J..Ji Y..Yong?- Justo después de decir eso solo recuerdo que mi vista se nubló y que me desmayé. 

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