Moonlight. [Cap.3.]

Escritor : MaiMyst | Hora : 1:25 | Categorías :

Autora del fic o historia: Maite.
Twitter : @Mai_seo94
Nombre del fic o historia: Moonlight.
Tema : Hetero, +18 , fanfic [GD x Fan], BIGBANG, fantasía, serie.

-Capítulo 3.-

-Con que te gusta mirar, chiquilla. – Era el hombre del callejón, me sacaba al menos dos cabezas y estaba sonriéndome, dejando asomar sus colmillos. Acercó una  de sus manos a mi mejilla pero de un manotazo se la quité y con un rápido movimiento el cogió mi muñeca, apretándola con fuerza.  

-No me vuelvas a tocar, sucia humana. – Gracias a la luz noté como sus ojos color miel se volvían completamente negros. Grité.



-¡SUELTAME! ¡QUE ALGUIEN ME AYUDE!- De mis ojos empezaron a brotar lágrimas. Intenté soltar mi muñeca de su mano, pero fue en vano, el hombre tenía demasiada fuerza. Le propiné varios puñetazos, pero él simplemente empezó a reír.


-Estate quieta si no quieres que te parta la muñeca. – Dijo sonriente mientras acercaba su rostro hacia el mío, giré mi rostro hacia la derecha pero él con su otra mano me cogió la mejilla, girándola.


- N..No le diré nada a nadie, te lo juro, pe..pero déjame ir. – Le dije suplicante, solo quería encerrarme en mi cuarto para llorar y llorar.


-Lo siento pequeña, pero has visto algo que nunca tuviste que ver, así que te tendré que matar. – Dijo él a escasos centímetros de mi boca. Intenté gritar de nuevo, pero aquél hombre paró aquél grito besándome, en contra de mi voluntad, intenté cerrar la boca pero con uno de sus colmillos me hizo un pequeño corte en el labio, haciendo que diera un leve grito por el dolor. Posé mi mano libre contra su pecho, intentando empujarlo, pero fue en vano, no se movía. Lo pisé pero nada. Usé mi último recurso, le di un rodillazo en la entrepierna y vi que eso si sirvió ya que me soltó y se echó hacia atrás, posando ambas de sus manos en su entrepierna. Me miró y parecía tener los ojos más negros que antes.


-Hija de puta. – Dijo él, mirándome con odio, con la boca abierta, con sangre, supuse que era la de mi labio. Sin dudarlo dos veces cogí las llaves y abrí el portal, entrando en el edificio y cerrando detrás de mí la puerta. Subí corriendo hacia mi apartamento y abrí la puerta, cerrándola detrás de mí. El apartamento estaba oscuro, podría haber encendido la luz y haber ido a mi cuarto pero no, simplemente apoyé mi espalda en la puerta y me deslicé hasta el suelo. Doblé mis piernas y las abracé, estaba aterrada y sin saber que hacer así que empecé a llorar. Durante horas y horas.


 ~

Abrí los ojos, mi móvil estaba sonando, lo miré y era la alarma, ya eran las ocho de la mañana, tenía que darme una ducha rápida y vestirme, no podía permitirme llegar tarde el primer día de secretaria. Me levanté, con la muñeca que aquél hombre me había agarrado. Me dolía bastante, pero eso no haría que me quedara en casa. Me acerqué al baño y vi de reojo como rayos de sol entraban en mi apartamento, hacía un día precioso, para cualquiera hubiera sido un día perfecto, menos para mí.
 
Entré en el baño y me desnudé, dejando mi ropa en el suelo, solo quería entrar en la ducha y dejar que el agua caliente me tranquilizara.
Entré y abrí el agua, dejando que saliera casi ardiendo, dejé que cayera sobre todo mi cuerpo, mientras, me abracé a mi misma, apretando con suavidad mis brazos, empezando a llorar de nuevo, recordando lo que había pasado la noche anterior, ver a ese hombre agarrando con fuerza mi muñeca, ver aquellos ojos negros como la noche.
Y ver aquella boca, con sangre, mi sangre.



~

Me dirigí hacia el segundo piso a toda velocidad, ya eran las nueve y diez, esperaba que Ji Yong no hubiera llegado aún. Subí las escaleras corriendo y me dirigí hacia la sala que sería mi nueva oficina. Entré y vi a Ji Yong de pie, con los brazos cruzados, mirándome seriamente.


-Llegas diez minutos tarde.- Dijo acercándose a mí, demasiado serio.


-Siento llegar tarde, no volverá a pasar. – Le hice una gran reverencia y me acerqué hacia la mesa, cogiendo una carpeta.


-Más te vale, si no, no volverás a pisar esta biblioteca. Por cierto, no hace falta que cojamos los libros, ya los ha llevado Kwang al coche.- Se dirigió hacia la puerta. –Venga, vamos, el coche está abajo esperándonos.- Dijo mientras desaparecía por el pasillo.


Corrí hacia él, intentando estar a su altura, pero él caminaba demasiado rápido, así que tuve que acelerar el paso.
 
Llegamos al coche y le abrí la puerta, haciéndole una suave reverencia.
 
-Pase, director.- Le dije mientras aguantaba la puerta y el entraba, sin decir una palabra.
 
Me acerqué a la puerta del otro lado, entrando con cuidado, sentándome al asiento.

En todo el trayecto no cruzamos palabra, quería disculparme por llegar tarde, pero tenía miedo de hacerlo, por si se cabreaba más, así que simplemente guardé silencio y esperé a que llegáramos a la universidad.



~

Ya dentro de aquella biblioteca, bastante amplia, dejamos los libros, por suerte había unos estudiantes esperándonos en la entrada, para ayudarnos.


-Muchas gracias, pero no hacía falta. – Les hice una suave reverencia, sonriéndoles.
 
-De nada, ¡gracias por los libros! – Dijeron al unísono, parecía que se hubieran entrenado para decirlo a la vez, así que reí con suavidad.


Cuando los chicos se fueron me dirigí a una pequeña sala a la que me habían dicho de ir, después de haber dejado los libros.
Después de estar al menos diez minutos buscándola, la encontré, toqué y entré.


-Discúlpenme, pero no encontraba la sala, espero no estar interrumpiendo nada.- Dije entrando lentamente, haciendo varias reverencias.
 
-No se preocupe señorita, ya estamos a punto de terminar, coja asiento mientras terminamos el papeleo.- Dijo un hombre, ya bastante mayor, mientras sonreía desde su sitio. Yo miré a Ji Yong y asintió, haciéndome entender que estaba bien. Yo asentí y me senté en unas sillas que estaban al lado de la puerta.



 ~

Después de terminar por fin el trabajo de por la mañana, me senté en la silla que estaba en mi nueva oficina, oficina que era bastante espaciosa y... vacía. 
No sabía qué hacer, así que saqué un pequeño espejo que tenía en mi bolso, quería verme la herida del labio.
 
-Mierda...- Dije casi en un susurro, tenía una cicatriz bastante visible y si intentaba tocarla me dolía demasiado.
 
Por suerte la muñeca ya no me dolía tanto, pero por si acaso iba a comprarme algún medicamento, no quería que empeorara.
 
Guardé el espejo y miré el reloj, eran las cuatro de la tarde y aún faltaban tres horas para irme a casa, tres horas que no quería que acabaran nunca, tenía miedo de volver sola a casa, por si volvía a toparme con aquel hombre.
Había pensado en preguntarle a Kwang que si me acompañara, pero habría parecido otra cosa... Y la verdad, no quería que pareciera otra cosa, así que simplemente descarté esa posibilidad.
 
Podría volver desde el metro a casa, era una buena idea, algo cara, pero buena idea, así que finalmente opté por hacer eso cuando volviera a casa.

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